Prólogo

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¿Que pasaría si por algún suceso inexplicable, te encontraras dentro de un cómic que tu misma habías comenzado, aunque no lo hubieras terminado y te volvieras la protagonista que debe enfrentar a un malvado príncipe, o más bien, salvarlo de su Torre?

Esto sin duda no era lo que tenía en mente cuando comencé a dibujar.

Tan solo una niña aprendiendo. Mis dibujos no tenían nada de sentido, eran sólo garabatos, pero un día, cuando mis personajes comenzaron a tomar más forma tras meses de práctica constante, decidí dibujar algo diferente.

Odiaba los cuentos de princesas porque siempre alguien las tenía que rescatar. ¿Qué no se podían salvar por si mismas? ¿Necesitaban a un tipo bien vestido que luchara por ellas? ¿O es que acaso nos veían como débiles los escritores de aquellas fábulas?

Era pequeña pero tenía muy claro que ser una niña no era nada fácil y que seguirían sin serlo aún con el paso de los años.

Por todos lados me decían "las niñas tienen que ser delicadas" "las niñas deben vestir de rosado" "las niñas solo pueden jugar con muñecas o al té" "las niñas no pueden jugar a los caballeros y dragones ni practicar deportes extremos".

Detestaba oír todos aquellos comentarios. Era como si nos hicieran de menos o nos encasillaran en un estereotipo anticuado el cual todas debíamos acatar.

Estaba harta que me dijeran que debía o no debía hacer.

Entonces expresé todo lo que sentía en un dibujo. Sencillo, pero entendible. Gritaba lo que no podía decir con palabras.

Era un chico (vestido de azul, porque era un príncipe de hielo) dentro de un castillo hecho de este material, pero él estaba atrapado dentro de este. Residía en la torre más alta del castillo y no sabía cómo salir. Mientras que abajo se encontraba una chica vestida de rojo, ella era una princesa del fuego y había acudido a su rescate. Todo esto rodeado de un bosque verde.

Mis compañeros de clase se burlaban del dibujo. Decían "¿Que princesa rescata a un príncipe? ¿No debería de ser al revés?" "¡Qué ridícula!". Las niñas, por el otro lado, algunas me veían con cara de horror, ante aquella escena tan desconcertante para ellas, otras se quedaban calladas y otras pocas sonreían, quizá orgullosas, de que por fin alguien pusiera voz a sus pensamientos.

Mi maestra de arte se preocupó y mandó a llamar a mis padres.

Así es, por una tontería como esa.

Entonces dijeron que era interesante mi forma de pensar, pero no me dijeron que, internamente, no concordaban conmigo, ni que por la misma razón, iban a destruir aquel dibujo, en aquel momento mi obra más preciada.

Pensé que lo habían guardado, pero más tarde me enteré por la señora Nan-Hee, la señora encargada de la limpieza en nuestra casa, que en realidad lo habían roto y quemado.

¡Que crueldad! ¡Que barbaridad para el dibujo inocente de una niña!

No pensaron en cómo me sentirían si me enterara porque no tenían planeado que yo lo supera, tenían pensado llevarse el secreto hasta la tumba, pero no contaban con el cariño y aprecio que me tenía la señora Nan-Hee.

Mis ideas no eran descabelladas, era solo que mi forma de pensar estaba adelantada a la época en que estaba, para la sociedad conservadora en la que me encontraba.

Al darme cuenta de aquello, decidí guardarme todos aquellos comentarios para mí misma, por más que detestara no poder decirlo a los cuatro vientos. No era el momento de hacer un espectáculo.

De esa forma, mantuve callada mi mente, pero seguí dibujando. Me gustaba y quería mejorar en ello. De hecho, les pedí a mis papás que me inscribieran en cursos de dibujo y, luego de que se aseguraron de que (según ellos) había dejado de pensar de aquella manera, aceptaron contentos.

Pero aquel simple y controversial dibujo, sin saberlo, sería el inicio de una aventura de la que nunca me imaginé ser parte.

Este no es un cuento de hadas. El malvado no tiene por qué ser siempre malvado ni ser derrotado. El príncipe no es quien rescata a la princesa y lo que ves es es más que lo que percibes, es solo la punta del iceberg.


 El príncipe no es quien rescata a la princesa y lo que ves es es más que lo que percibes, es solo la punta del iceberg

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ICE PRINCE [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora