El día comenzó normal. Como mis cumpleaños anteriores. Mis papás prepararon hotcakes de chocolate, mis favoritos, y me tomaron la primera foto del día, así con pijama, cara de dormida y todo. Lo típico de los papas de tomar fotos en el momento menos esperado.
Subí a ponerme el uniforme y busqué por todos lados la gargantilla con el dije que me habían dado cuando nací, que antes estaba en una pulsera, pero no lo encontré por ningún lado, así que salí sin él.
Llegué a la escuela y varios de mis compañeros que se recordaron o las rddes sociales les recordaron me dieron las felicitaciones. Luego llegó Hana con un par de globos con helio, que sabía que me encantaban.
—Feliz cumpleaños a la mejor amiga del mundo —dijo emocionada y me dio un fuerte abrazo.
—Aw, gracias —respondí.
—Tu regalo te lo doy en tu casa—susurro y yo asentí.
Las clases comenzaron y yo como buena alumna que era trataba de poner atención a todo lo que los maestros decían, aunque no siempre lograra que se me quedara o evitara que me distrajera con algo más por que alguna clase era aburrida.
También unos pocos maestros, los que llevaban años trabajando allí y me habían dado más de una docena de clases, me dieron las felicitaciones. Incluso la maestra Mi-Rae, mi encargada, se tomó la molestia de buscar un obsequio para mi. Un brazalete plateado y sencillo con un par de dijes de flores azules.
No cabía duda de que ella era alguien detallista y dedicada que se involucraba en su trabajo y en la vida de las personas que conocía y no solamente laboraba sin relacionarse como la mayoría de maestros acá.
Era mi maestra preferida y no habría nada que me hiciera cambiar de opinión, punto.
—¡Oh, es muy lindo!—comentó mi mejor amiga al verlo—. Ella es una persona tan buena. Cómo quisiera que ella fuera mi encargada.
La maestra que daba seguimiento a Hana en su proceso académico era la descripción de la amargura. Era arisca y malhumorada. La única vez que la había visto sonreír fue la vez que se ganó una televisión de pantalla plana de cincuenta pulgadas en una rifa que había organizado el consejo estudiantil.
Lo lamentaba por Hana, pero no había nada que pudiera hacer para que la cambiaran de encargada.
—Vamos, levanta esos ánimos, ya es el último año, ¿recuerdas? Luego de eso no volverás a ver a la señora Geul-Mi—al menos podía animarla.
—Tienes razón.
Por fin las clases terminaron y fui a casa. De camino distinguí a un par de camiones en la casa de al lado, la que habían desocupado y puesto el venta hace unas semanas. Daba la impresión de que recién se estaba pasando una nueva familia. Habían hombres con overoles de mezclilla cargando mobiliario como sillones, mesas entre otras cosas.
Abrí la puerta de la casa mientras me preguntaba quienes serían nuestros vecinos.
Me dio risa cuando todos estaban dando vueltas para la cena de cumpleaños y al momento que yo entré fingieron estar en sus asuntos.
Si querían disimular y que fuera una sorpresa al menos hubieran actuado con más naturalidad. De todas formas ya no era ningún secreto. Todos los años, nos reuníamos tres de las cuatro personas en casa a poner los preparativos para el cumpleaños de alguno de nosotros. Cuando era el de Ji-Young, éramos mis padres y yo, cuando era el de mamá éramos papá, mi hermana y yo, cuando era el de papá éramos mamá, Ji-Young y yo y ahora, que era el mío, eran mis padres y Ji-Young, o Ji como le decía a veces de cariño.
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ICE PRINCE [ENHYPEN - Sunghoon - FANFIC]
Fiksi PenggemarHabía una vez un príncipe encerrado en una castillo de hielo, que necesitaba ser salvado, de lo contrario, la hipotermia de soledad acabaría con él. Pero de lo que no se había percatado, era que él mismo se había encerrado allí. La llave se había pe...