Capítulo XXXII.

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Supongo que les debo mi fuerza a mis padres. Sé que estarían orgullosos de mí si pudieran verme en este momento... Sí, algunas noches aún lloro por ellos, no me da vergüenza confesarlo... Sé que no puedo sufrir ningún daño en el Torneo porque ellos me protegen...

Scamander reiría, eso era obvio, pero su amigo habia sufrido una injusticia. Rita Skeeter había conformado con transformar sus «eh...» en frases prolijas y empalagosas. Pero también había entrevistado a otra gente sobre él.

Finalmente, Harry ha hallado el amor en Hogwarts: Colin Creevey, su íntimo amigo, asegura que a Harry raramente se lo ve sin la compañía de _____(Tn) Scamander, una muchacha de sorprendente belleza, proveniente de la familia del magizoologo Newt Scamander y que, como Harry, está entre los mejores estudiantes del colegio.

Desde que había aparecido el artículo, Harry tuvo que soportar que la gente (especialmente los de Slytherin) le citaran frases al cruzarse con él en los pasillos e hicieran comentarios despectivos.

—¿Quieres un pañuelo, Potter, por si te entran ganas de llorar en clase de Transformaciones?

—¿Desde cuándo has sido tú uno de los mejores estudiantes del colegio, Potter? ¿O se refieren a un colegio fundado por ti y Longbottom?

—¡Eh, Harry!

Más que harto, Harry se detuvo en el corredor y empezó a gritar antes de acabar de volverse:

—Sí, he estado llorando por mi madre muerta hasta quedarme sin lágrimas, y ahora me voy a seguir...

—No... Sólo quería decirte... que se te cayó la pluma.

Era Cho. Harry se puso colorado. Scamander veía la escena, algo dentro de ella empezaba a molestarle.

—Ah, perdona —susurró él, recuperando la pluma.

—Buena suerte el martes —le deseó Cho—. Espero de verdad que te vaya bien.

Harry se sintió como un idiota.
Scamander no lo llevaba tampoco bien, Naum se volvió raramente incómodo al lado de ella, siendo qué ya preferiría irse con Ginny y Neville lejos de ella, pero aun asi, los comentarios tambien eran parte de su dia, pero a diferencia de Harry, ella no gritaba y peleaba con ellos. De hecho, a Harry le admiraba la manera en que ella llevaba la situación.

—¿De sorprendente belleza? ¿Ella? —chilló Pansy Parkinson la primera vez que la tuvo cerca después de la aparición del artículo de Rita Skeeter—.
¿Comparada con quién?, ¿con un primate?

—No hagas caso —dijo Hermione con gran dignidad irguiendo la cabeza y pasando con aire majestuoso por al lado de las chicas de Slytherin, que se reían como tontas—. Como si no existieran, ______(Tn).

—Tranquila, Hermione, se que son casos perdidos.

Pero Harry no podía pasar por alto las burlas. Ron no le había vuelto a hablar después de decirle lo del castigo de Snape. Scamander había tenido la esperanza de que hicieran las paces durante las dos horas que tuvieron que pasarse en la mazmorra encurtiendo sesos de rata, pero coincidió que aquel día se publicó el artículo de Rita Skeeter, que pareció confirmar la creencia de
Ron de que a Harry le encantaba ser el centro de atención.

Hermione también estaba furiosa con los dos. Iba de uno a otro, tratando de conseguir que se volvieran a hablar, pero Harry se mantenía muy firme: sólo volvería a hablarle a Ron si éste admitía que Harry no se había presentado él mismo al Torneo y le pedía perdón por haberlo considerado mentiroso.

—Yo no fui el que empezó —dijo Harry testarudamente—. El problema es suyo.

—¡Tú lo echas de menos! —repuso Hermione perdiendo la paciencia—. Y sé que él te echa de menos a ti.

La Chica Scamander y el Cáliz de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora