-¡Es Dobby, señor, es Dobby!-chilló una voz desde algún lugar cercano a su ombligo. Scamander sonrio-. ¡Dobby ha esperado y esperado para ver a Harry Potter, señor, hasta que Harry Potter ha venido a verlo, señor!
Dobby lo soltó y retrocedió unos pasos, sonriéndole. Sus enormes ojos verdes, que tenían la forma de pelotas de tenis, rebosaban lágrimas de felicidad. Estaba casi igual a como Harry lo recordaba: la nariz en forma de lápiz, las orejas de murciélago, los dedos y pies largos... Lo único diferente era la ropa.
Cuando Dobby trabajaba para los Malfoy, vestía siempre la misma funda de almohadón vieja y sucia. Pero aquel día llevaba la combinación de prendas de vestir más extraña que Harry hubiera visto nunca. Al elegir él mismo la ropa había hecho un trabajo aún peor que los magos que habían ido a los Mundiales. De sombrero llevaba una cubretetera en la que había puesto un montón de insignias, y, sobre el pecho desnudo, una corbata con dibujos de herraduras; a ello se sumaba lo que parecían ser unos pantalones de fútbol de
niño, y unos extraños calcetines. Harry reconoció uno de ellos como el calcetín negro que él mismo se había quitado, engañando al señor Malfoy para que se lo pasara a Dobby, con lo cual le había concedido involuntariamente la libertad. El otro era de rayas de color rosa y naranja.-¿Qué haces aquí, Dobby? -dijo Harry sorprendido.
-¡Dobby le ha dicho a la señorita Scamander que ha venido para trabajar en Hogwarts, señor! -chilló Dobby emocionado.-. El profesor Dumbledore les ha dado trabajo a Winky y Dobby, señor.
-¿Winky? -se asombró Harry. Alzo la mirada viendo a Scamander asentir-. ¿Es que también está aquí?
-¡Sí, señor, sí! -Dobby agarró a Harry y Scamander de las manos y tiró de ellos entre las cuatro largas mesas de madera que había allí.
Cada una de las mesas, según notó Scamander al pasar por entre ellas, estaba colocada exactamente bajo una de las cuatro que había arriba, en el Gran Comedor. En aquel momento se hallaban vacías porque la cena había acabado, pero se imaginó que una hora antes habrían estado repletas de platos que luego se enviarían a través del techo a sus correspondientes del piso de arriba.
En la cocina había al menos cien pequeños elfos, que se inclinaban sonrientes cuando Harry y Scamander, arrastrados por Dobby, pasaban entre ellos. Todos llevaban el mismo uniforme: un paño de cocina estampado con el blasón de Hogwarts y atado a modo de toga, como había visto que hacía Winky. Dobby se detuvo ante la chimenea de ladrillo.
-¡Winky, señor! -anunció.
Winky estaba sentada en un taburete al lado del fuego. A diferencia de Dobby, ella no había andado apropiándose de ropa. Llevaba una faldita elegante y una blusa con un sombrero azul a juego que tenía agujeros para las orejas. Sin embargo, mientras que todas las prendas del extraño atuendo de Dobby se hallaban tan limpias y bien cuidadas que parecían completamente nuevas, Winky no parecía dar ninguna importancia a su ropa: tenía manchas de sopa por toda la pechera de la blusa y una quemadura en la falda.
-Hola, Winky -saludó Harry.
-¿Cómo te encuentras?-pregunto Scamander
A Winky le tembló el labio. Luego rompió a llorar, y las lágrimas se derramaron desde sus grandes ojos castaños y le cayeron a la blusa, como en los Mundiales de quidditch.
-¡Ah, por Dios! -dijo Hermione. Ella y Ron habían seguido a Harry, _____(Tn) y Dobby hasta el otro extremo de la cocina-. Winky, no llores, por favor, no...
Pero Winky lloró aún con más fuerza. Por su parte, Dobby le sonrió a Harry y _____(Tn).
-¿Le apetecería a Harry Potter y a la señorita Scamander una taza de té? -chilló bien alto, por encima de los sollozos de Winky.
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La Chica Scamander y el Cáliz de Fuego.
FanficDespués de un gran verano acompañada de los Weasley y su madre, es hora de emprender otro maravilloso y peligroso año en Hogwarts junto a sus amigos Harry Potter, Ron Weasley y Hermione Granger. La llegada de un amigo del pasado la sorprenderá este...