8 | Citas Médicas

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— Por favor, no quiero ... — Lágrimas resbalan por mis mejillas y mi Mami las limpia con sus pulgares amorosamente.

— Bebé, tienes que ir con el pediatra para asegurarnos de que todo esté bien ¿si? — Alza mi mentón para que la mire a los ojos y así conectar nuestra mirada.

Yo hago un puchero y empiezo a llorar silenciosamente.

— Tranquila cariño, yo sé que eres muy valiente y serás una niña buena con tu Papi en la cita médica. — Me habla sentándome en su regazo y recostando mi cabeza en su hombro, dándome suaves masajes en mi espalda.

Hoy, cuando desperté; mis Papis me dijeron que tengo una cita médica. Desde que estoy con ellos no he ido a una; simplemente en pocas ocasiones, cuando me he enfermado, ha venido un doctor hasta la casa y simplemente me receta medicamentos. Pero ahora me toca ir con mi Papi hasta el consultorio y lo peor es que Rachel ni mi Mami pueden ir a acompañarme, ellas se quedarán en casa.

— Amor, ya tengo todo listo. — Mi Papi le dice a mi Mami cuando vuelve del auto donde estaba acomodando mi sillita para poder irnos.

Miro rápidamente a mi Mami y le muestro un puchero con mis ojos llenos de lágrimas. No quiero ir. Tengo miedo de que el médico me diga que tengo algo malo y no quiero decepcionar a mis Papis.

— Oh cariño, no hagas eso. Me rompe el corazón. —Cuando me doy cuenta que mi Mami pone una cara preocupada y triste, rápidamente me limpio las lágrimas con el dorso de mi mano y le doy un beso en la mejilla para que no esté así por mí.

— Esta bien, iré. — Susurro y suelto un suspiro. Estiro los brazos en dirección a mi Papi quién no tarda en alzarme en brazos y darme un beso en la frente.

— Te va a ir bien, Ari. Tranquila. — Mi hermana trata de relajarme. Ella está en la alfombra jugando con unos bloques. Me regala una sonrisa tranquilizadora y yo hago lo mismo.

— Volvemos en unas horas. — Mis Papis se despiden con un pequeño beso en sus labios y uno en la frente de Rachel.

Suspiro cuando nos dirigimos al auto.



[...]



— Tranquila bebé, todo saldrá bien.

Estamos en la sala de espera. Estoy sentada en el regazo de mi Papi y él trata de relajarme dándome suaves masajes en mi espalda y meciéndome suavemente.

— Señor Leo, ya puede ingresar con el Doctor Scott. —La señorita que está detrás de la recepción habla.

Mi Papi le agradece y se levanta del asiento conmigo en brazos para dirigirnos a la puerta de color blanco con las palabras "Dr. Scott" en color negro.

Mi mágico mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora