16 | Hospital

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— Ven, te los enseñaré. 

Agarro la mano de mi hermana Ariana y la arrastro hacia nuestra habitación.

Ingresamos por la puerta y yo la llevo hasta nuestra mesita dónde se encuentra una lámpara para alumbrar por las noches. Abro el último cajón y ahí encuentro mi calabaza de Halloween llena de muchos dulces.

—¡Wow! No tenía ni idea de que tenías todos estos dulces. — Ariana habla con su voz un poco aguda y estira su pequeña mano hacia los dulces.

— Espera. — Hablo y le doy un pequeño golpe en el dorso de su mano para que se detenga.

—¡Auch! — Se empieza a dar suaves masajes mientras me muestra un puchero en sus labios.

— Ni te golpeé tan fuerte. — Le muestro mi lengua en modo de juego y ella suelta una suave risita.

Nuestros Papis se encuentran arreglando un poco el pequeño jardín de nuestra casa. Ariana y yo nos aburrimos así que preferimos hacer otra cosa mientras ellos terminan.

— Estos dulces los tengo desde el último Halloween. Mi Mami no me dejó terminarlos todos porque me explicó que podría dañarme los dientes y tendría que llevarme al Dentista. Yo odio el Dentista, así que preferí guardarlos aquí. — Le explico a mi hermana y ella me mira atentamente.

— P-pero Halloween fue hace más de 10 meses, casi un año. ¿No pasará nada? — Ariana tiene las mejillas rojas. Siempre se sonroja cuando siente que está haciendo algo malo. Poco a poco yo le he explicado que debe divertirse más, que es una bebé y que está bien hacer travesuras algunas veces. Aunque me ha costado mucho, porque Ariana es muy nerviosa y se asusta fácilmente.

— Tranquila, no nos pasará nada. — Me acerco y le doy un suave beso en su mejilla para que se relaje un poco. Veo como se forma una sonrisa en sus labios. 

Agarro la calabaza de plástico y lanzo los dulces a la alfombra del suelo de nuestra habitación. Hay de diferentes tipos, dulces ácidos, gomas de mascar, azucarados, chocolates y muchos más.

— Se ven deliciosos. — Mi hermana se relame los labios viendo todos esos dulces.

— Vamos a repartirlos. Tú la mitad y yo la otra mitad. ¿De acuerdo? — Le explico y Ariana empieza a saltar en su sitio de la emoción.

— ¡Si, si! — Me muestra una gran sonrisa. 


[...]


— Siento que voy a explotar. — Digo a modo de broma. Ariana se ríe.

Estamos acostadas en suelo con nuestra cara sucia por todos los dulces que comimos.

Mi mágico mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora