— Bueno, ¿Qué quieren hacer mis hermosas bebés? — Mi Papi nos mira consecutivamente a Rachel y a mí mientras estamos sobre la enorme cama de su habitación.
Hoy mi Mami salió desde muy temprano hacia su trabajo por un inconveniente con una de sus empleadas. Así que hoy mi Papi nos cuidará. La hemos pasado muy bien; mi Papi es menos estricto que mi Mami y, obviamente a mi hermana y a mi nos gusta eso.
Por ejemplo hoy, después del desayuno mi Papi nos dejó comer golosinas; algo que por nada del mundo mi Mami permitiría. Pero es un secreto de nosotros.
— ¡Jugar a las princesas! — Rachel y yo decimos al mismo tiempo y nos lanzamos una mirada divertida. Desde hace días queremos hacer esto con él.
Mi Papi nos mira con el ceño fruncido pero asiente lentamente con su cabeza.
— De acuerdo, ustedes serán las princesas y yo el príncipe. — Habla convencido de sus palabras pero mi hermana y yo tenemos otros planes.
— Papi, tu también serás una princesa. — La voz de Rachel se escucha muy segura y eso me hace formar una pequeña sonrisa en mis labios.
— ¿Qué? ¿Porqué? No entiendo. — La confusión en su cara me hace soltar una pequeña carcajada.
— Para poder jugar los tres debemos ser sólo princesas, en este juego no se permiten príncipes. — Ahora yo soy la que hablo y mi Papi ya va entendiendo por donde queremos ir.
Mi Papi se acomoda mejor en la cama. Se sienta y se recuesta en el espaldar de la cama; mientras Rachel y yo nos posicionamos a cada lado de él y nos recostamos en su pecho. Mi Papi nos empieza a dar suaves masajes en nuestro cabello.
— Así que, te vamos a convertir en una hermosa princesa. Pero primero nosotras debemos alistarnos. Espéranos aquí. — Rachel mientras habla me toma de la mano rápidamente y nos dirigimos hacia nuestra habitación dejando a mi Papi muy confundido.
Cuando ya nos encontramos en nuestra habitación, buscamos en nuestra gran caja de juguetes unas lindas coronas de princesas y nos las colocamos en nuestras cabezas. También escogemos una con destellos rosas para mi Papi.
Las dos tenemos puesto un vestido, así que nos sirve para simular nuestra vestimenta para el juego.
Cuando volvemos a la habitación, mi Papi deja su teléfono en la mesita a su lado, supongo lo estaba revisando mientras Rachel y yo no estábamos.
Mi Papi, desde que estoy aquí, siempre ha jugado con nosotras todo tipo de juegos. Nunca nos dice que no. Y eso es lo que me agrada de él. Cualquier otro hombre no jugaría a las Barbies o colorearía libros de caricaturas animadas con sus hijas. Pero mi Papi sí, y Rachel y yo lo amamos por eso.
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Mi mágico mundo
Romance- Ariana, ¿Qué te hemos dicho Papi y yo sobre decir mentiras?. - Que son malas y nunca las debo decir. Lo siento - Digo ahora arrepentida y jugando con mis dedos. - Eres nuestra bebé, y una bebé no puede decir mentiras. ¿Entendiste? - Si Mami - Le c...