24 de enero
-Señores pasajeros, estamos a punto de aterrizar, sugerimos que se pongan los cinturones de seguridad- anunció en piloto.
Yo hice lo que pidió y voltee a la ventanilla, el cielo tenía un azul celeste, aunque se notaba que está noche podría llover.
Cerré los ojos, suspiré y luego las abrí. Todo pasa rápido, hoy estoy en un avión y hace una semana estaba en el funeral de mi padre. Yo me quería quedar a apoyar a mi madre y mis hermanos, pero se negaron y me obligaron a venir para seguir con mi vida.
Baje del avión y mire por todos lados buscando al chico que me llevará a mi temporal hogar, Cole. Por suerte no tarde en encontrarlo y me recibió con una cálida sonrisa y un abrazo.
Es alto, cabello rubio, ojos celestes y con un tatuaje en el brazo izquierdo que le llega de mano a hombro, de cerca parece que es un alambre de púas, pero de lejos solo parece una línea que le rodea todo el brazo.
-Me alegra que ya llegarás, ¿Cómo te fue en tu viaje? – preguntó.
-Pues, me fue muy bien, solamente que un viaje tan largo hizo que mis pompas me dolieran- admití, él se río por mi comentario y cargo mis maletas.
-De acuerdo, vamos a casa- me sonrío.
Subimos a su coche, una Ford Lobo 4x4 color negro, como siempre el rico humillando al pobre.
-Está noche habrá una fiesta a un lado de la casa, he iremos para que conozcas a personas que van en nuestra universidad, ¿De acuerdo?
Yo no tenía ni ganas de ir, pero nada más por ser nueva no me puedo dar el lujo de no asistir, así que acepte.
Llegamos a la casa de Cole, es de dos o tres pisos, color gris claro y muy lujosa.
Me ayudo a subirlas a la que sería mi habitación y las puso sobre la cama.
-Mis padres siempre llegan hasta las once o doce la noche, y se van a las seis de la mañana; lo que significa que estaremos solos todos los días - Comentó- Y tendremos una regla, que es nada de sexo con chicos o chicas mientras yo esté en casa, al menos de que sea en silencio, que dudo lo sea ¿de acuerdo? – Yo me reí por sus palabras y acepté.
Tomé una larga ducha y me puse un vestido rojo que me llegaba a unos seis dedos de la rodilla. Me puse un labial del mismo color y me puse una gargantilla de perlas con un dije de mariposa que me regaló mi padre el año pasado por mi cumpleaños. Esa gargantilla me hacía sentir que él estaba acompañándome y sin ella yo no podría ni respirar, simplemente me daba fuerza.
Baje y Cole ya estaba esperándome en la sala, me sonrió cuando me vio, me hizo un chiflido de alago haciéndome sonrojar un poco.
-Te ves hermosa, ¿Estás lista? - preguntó.
-Sí, y también nerviosa- admití.
-Tranquila, tú solo déjate llevar, pero no demasiado- Me abrazo por el hombro y salimos de la casa.
Había muchas personas corriendo en la calle de un lado al otro, la mayoría sin camisa y gritando no sé qué.
Entramos a la casa, las luces led daban un color rojo a cualquier parte mientras sonaba goosebumps de Travis Scott, el alcohol flotaba en el aire literalmente por el olor. Entramos a la que supuse era la cocina, donde ya no había leds, únicamente un foco y entonces Cole empezó a saludar a todos hasta que llegamos a un rincón donde había tres chicos y dos viéndonos sonrientes, mientras que el otro parecía perdido mirando al suelo.
-Chicos, ella es Melisa, la chica de las que les hable- anunció Cole.
-Hola, linda, mi nombre es Andrew- dijo el primer chico de cabello pelirrojo y ojos que supuse eran celestes, un poco más claros que los de Cole.
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My downfall is you
RomanceMelisa es nueva en Londres y busca tener un "buen futuro" tras la reciente muerte de su padre. En una fiesta conoce a Dorian, que es un chico reservado y poco amigable que no quiere que ni una mosca se le acerque. Lo que no sabia es que Melisa se c...