CAPITULO X

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Melisa James

Pasamos la tarde aventándonos de la llanta, sinceramente vomité una vez, por eso Cole y Dorian no me permitieron seguir haciéndolo.

Los demás iban felices y contentos, verdaderamente eran superdivertidos, decían cada cosa estúpida que era imposible no reírse. Hasta que llego el momento de que Dorian y yo nos fuéramos, ya que quede con él de ir al doctor por una posible infección de garganta.

Subimos al auto entre risas, el camino fue muy agradable y divertido, porque nos burlábamos de cosas que habían pasado, como lo fue que Cole se cayó encima de un popo y que Andrew se orinó encima después de la 5ta vuelta y porque estaba ebrio.

No voy a negar que prefiero mil veces compañía de hombres que, de mujeres, porque se me hace un poco más divertido y menos incómodo.

Llegamos al doctor y esperamos en la sala de espera, hasta que por fin el doctor permitió que pasáramos. Yo no quería, pero Dorian insistió en que entrara con él.

Ya adentro, Dorian le explico lo que sucedió, que vomito le subió la fiebre y tal vez tendría infección en la garganta. El médico lo reviso y al final resulto que sí tenía la infección.

-Tendré que ponerte una inyección, Dorian- le dijo el doctor.

-De acuerdo- acepto- ¿Me va a doler? - preguntó.

Su comentario casi me hace reír, por lo que me vi obligada agachar la cabeza para que no viera que me burlaba de él.

-Un poco, y es momentáneo- explicó.

-De acuerdo.

Se acostó boca abajo y se bajo su short, ahí noté que tenía un tatuaje entre la nalga y la cadera.

Él volteó a verme y me sonrojé porque me descubrió viéndole las nalgas.

-Trata de no tersarte, si no te dolerá más- advirtió el doctor.

Dorian no dijo nada, se quedó callado esperando el piquete.

Cuando lo inyectaron él soltó un quejido y vi que se tersaba, lo tomé de la mano y así estuve hasta que el doctor saco la jeringa.

Él empezó a levantarse cuidadosamente, tratando de que no le doliera.

-Le mandaré más medicamentos y aparte seguirá tomando las pastillas que le dio su... ¿Novia? -Dudó.

Dorian y yo nos sonrojamos y negamos inmediatamente.

-De acuerdo- aceptó.

Esperamos a que el doctor terminara de explicarle qué efecto tenía cada medicamento, después Dorian pago y salimos de ahí.

- ¿Cómo te sientes? - pregunté.

-Con un dolor espantoso en mi nalga, gracias- ironizó

- ¿Quieres que yo maneje? -sugerí.

- ¿Sabes manejar? - preguntó.

-Sí, si no por qué lo propondría

Dudo un poco, pero después me dio las llaves y subimos al auto.

- ¿Cuál es el acelerador? - pregunté.

Él me miro horrorizado y sorprendido.

-Es que hace tiempo que no manejo- añadí, él me señalo el pedal.

-Dios mío, no me hagas arrepentirme de esto- musitó y después se puso el cinturón.

Empecé a conducir, no lo hacía nada mal, de hecho, parecía que llevo haciéndolo hace mucho.

My downfall is youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora