Dorian Berrycloth
Me sentí seguro, en paz y más que nada feliz, hace mucho que no me sentía así. Yo admiraba su naturaleza, tan simple y natural, su sonrisa sin una pizca de ser fingida.
La admiraba a lo lejos en la cafetería, una que otra vez unimos miradas un par de segundos después de sonreír.
Sentí un golpe en mi hombro y era Cole que se sentó a un lado de mí, luego me miró y después a Melisa.
-Oye, si quieres entrar a mi casa a escondidas debes guardar silencio, que no me dejaste dormir- se quejó.
-Perdón, pero no puedo evitarlo- respondí y sonreí.
Volvió a mirar a Melisa y regresó a mí.
- ¿De verdad te gusta? - preguntó.
- ¿Se me nota demasiado?
-Solo no la lastimes- exclamó y yo me levante.
Ella miró mis movimientos y yo le hice una pequeña ceña con la cabeza a que me siguiera, no tardó en hacerlo.
Me metí a un salón vacío y espere a que ella pasara, cuando lo hizo la jalé adentro del salón y la tome del cuello para poder besarla.
Ella sonrió en mis labios y la tomé de las piernas para alzarla y sentarla en el escritorio.
-Te extrañé- avisé.
-Y yo a ti- respondió.
Sus manos fueron hasta mi cinturón y lo desabrochó, yo miré su cara perversa sabiendo lo que quería.
- ¿No tienes miedo? - pregunté.
Ella evadió mi pregunta y me dio la vuelta, luego me dio un ligero empujón sentándome en el escritorio. Luego ella subió sobre mí.
Cuando estaba a punto de besarme de nuevo fuimos interrumpidos por la campana.
-Esto tendrá que esperar- exclamó y yo puse una cara de decepción.
Se bajó y me dio un pequeño beso antes de dirigirse a la puerta.
-Antes de que te vayas, tengo algo para ti- avisé.
Ella me miró confundida y yo tomé mi mochila para sacar una cajita roja.
Se la dí y ella la abrió, sus ojos brillaban de emoción.
Era un collar con un dije de mariposa.
-Es mi animal favorito- exclamé.
-Lo sé, tu diario tiene dibujada una en cada esquina- dije burlón.
-¡Leíste mi diario!
-Tienes un sueño muy profundo- bromeé.
Me tiró una mirada amenazante y salió del salón, yo reí.
Caminé por el pasillo para llegar a mi clase, aunque recordé que la maestra con la que me tocaba no me dejaría entrar ya que ya habían pasado los 15 minutos de tolerancia.
Opte por ir a los campos de fútbol en lo que pasaba la hora.
En las gradas me senté, aislado de los demás y saqué de mi mochila un cigarrillo de marihuana. Era el horario perfecto, ya que a esta hora los maestros de actividad suelen ir a platicar a las bodegas y nadie esta vigilando.
Lo puse en mi boca y observé las canchas donde los chicos jugaban, saqué mi encendedor de la mochila y lo encendí, miré un par de segundos la flama, luego lo volví a encender 2 veces más y me arrepentí, así que mejor lo guardé junto con el cigarrillo y ahí me quedé hasta que acabara esa hora.
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My downfall is you
RomansaMelisa es nueva en Londres y busca tener un "buen futuro" tras la reciente muerte de su padre. En una fiesta conoce a Dorian, que es un chico reservado y poco amigable que no quiere que ni una mosca se le acerque. Lo que no sabia es que Melisa se c...