CAPÍTULO XXIII

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Melisa James

Le serví la comida al pequeño, Dorian me seguía de un lado a otro en la cocina esperando que algo le dijera, sin embargo, no tenía nada que decirle.

Me senté con el pequeño para evitar aquella conversación, Dorian también se sentó y yo tomé un respiro, esto ya me estaba cansando.

-Meli, ya terminé- avisó el pequeño.

Actué de manera rápida para que Dorian no interrumpiera.

-Ven, vamos a lavarte los dientes- ordené tomando la mano del pequeño.

Sentí como Dorian tomaba mi muñeca para frenarme, pero la quite de inmediato y seguí con mi camino. No nos siguió al baño y para mí fue un alivio. No intento volverme a hablar durante toda la tarde, habitación, en la que entraba y él estaba, habitación que salía antes de que yo hiciera cualquier cosa.

Lleve al pequeño a su entrenamiento, donde Dorian por primera vez no quiso ir. Regresando, le ordené a Samael a bañarse porque estaba totalmente mugroso. Mientras él se bañaba, aproveche para bajar su ropa sucia al cuarto de lavado.

Encendí el foco para poder bajar y dejé la ropa a un lado de la lavadora. Había una mesa con todo tipo de detergentes y jabones, detrás de ella estaba la pared, que no estaba agrietada, pero si la veía con más detenimiento había una grieta muy recta.

Me acerqué y arrime todo lo que me impedía ver si era una grieta común. El toque y me di cuenta de que tenía una especie de abertura, como si fuese una pequeña puertita. Tiré de ella y había un hueco, encendí el flash de mi teléfono para observar mejor y había pastillas, luego encontré unas bolsitas con lo que supuse era cocaína y después encontré marihuana.

Me quedé pasmada hasta que se escuchó como algo cayó arriba, deje todo en su lugar y me apresuré a subir para ver qué era.

Era una foto que se había caído, y la levante para ponerla en su sitio.

- ¿Qué hacías allá abajo? - preguntó Dorian a mis espaldas.

-Solamente fui a dejar la ropa sucia de Samael- exclamé.

Me giré para verlo y estaba recargado en el marco de la puerta con las manos cruzadas y viéndome con seriedad.

No quise seguir y me fui de prisa para ver si Samael ya se había terminado de bañar.

Toque su puerta y me abrió.

-Ya estoy, ¿Podemos jugar con el X-box? - preguntó.

Yo accedí con una sonrisa y bajamos a la sala, luego pusimos el juego y comenzamos a jugar. El resto del día nos la pasamos así, jugando y riendo, hasta que llego el momento que él se quedó dormido.

Lo cargué con cuidado de no despertarlo y lo recosté sobre su cama, verifique que todo estaba bien y le di un beso en la frente de buenas noches, cerré con cuidado su puerta y baje a la sala.

Sonó mi alarma, mi turno había acabado. Tomé mi abrigo y mi mochila, luego salí del lugar. Me di la vuelta y el auto de Dorian estaba estacionado justo en frente.

¿Va a salir tan tarde?

Alguien se aclaró la garganta y volteé. Era Dorian sentado y viéndome seriamente.

- ¿Ya te vas? - me preguntó y yo asentí.

-Ven conmigo- ordenó mientras se ponía de pie.

-Dorian, ya es muy tarde y...

-Ven conmigo- replicó.

Yo caminé sin hacerle caso y dirigirme a la casa de Cole.

Cuando iba a girar a esa dirección, Dorian llego, me abraso con uno de sus brazos redirigiéndome y caminar hacia su auto. Me abrió la puerta y pensé si sería buena idea.

My downfall is youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora