CAPITULO IV

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Melisa James

-Sobre anoche... Quería preguntarte ¿por qué eres buena conmigo después de la forma en la que te trato? – Preguntó Dorian manejando camino a su casa.

-Es que yo sí soy buena persona- respondí.

- ¿Es eso o te importa mi vida?

-Lo que pase en tu vida no me interesa, nada más no me gusta ver a las personas mal.

-Bien, como Samael fue con su amigo y te quedarás en mi casa esperando a que llegue, te aviso de una vez que invite a una amiga.

-No tienes que decirme a quién llevas y a quién no-exclamé.

-Solamente para que quedes advertida.

- ¿Advertida? -inquirí.

Él ya no dijo nada, solo medio sonrío y no desvió la vista de la carretera.

Me dejo en frente de la casa y se fue, yo entre y puse mis cosas en la banca en la que Samael me recibía. Luego fui a la cocina en busca de cosas para cocinar en lo que llegaba.

Prepare una sopa y pollo frito con ensalada, escuche que la puerta principal se abrió así que fui a ver.

Dorian acababa de llegar y junto con él, una chica de cabello rubio y ojos verdes, muy alta y bonita.

-Estaremos arriba- avisó.

Iban tomados de la mano y ansiosos, yo volví a la cocina y limpié todo. Luego subí a la habitación de Samael por un par de sus juguetes para que no suba, saliendo de su habitación se empezaron a escuchar gemidos y no precisamente de dolor.

Bajé lo más rápido que pude, pero fue inútil, se seguía escuchando y creo que incluso más fuerte.

Salí de la casa y me senté en las escaleras de afuera para esperar a Samael y evitar que entre a escuchar eso que a mí me incomodaba.

Le mandé un mensaje al señor Berrycloth diciendo que iremos a jugar fútbol y regresaremos en 2 o 3 horas, me pidió una razón y le dije que me gustaría que el niño se distrajera, he hiciera actividad física, no le iba a decir "Su hijo está estudiando la anatomía humana detalladamente y no quiero estar presente", por suerte accedió.

Espere que el pequeño llegará, cuando llego me miro extrañado porque yo estaba afuera.

- ¿Qué pasa? - preguntó.

-Iremos a jugar fútbol- respondí.

-Okey- sonrió- primero voy a dejar mis cosas arriba- contradije inmediatamente.

- ¡No!, yo voy a dejarlas, espérame aquí- exigí.

Acepto y corrí arriba para dejar las cosas, y se seguía escuchando todo, por eso le metí más velocidad. Salí de la casa y tomé al pequeño de la mano para irnos al campo.

En el campo jugamos a pases y penales. Pasamos tanto tiempo jugando que no me di cuenta de la hora. Revise mi celular y tenía 15 llamadas perdidas de Dorian.

- ¡Carajo! - murmuré de forma que solo yo escuchara.

Le marque para saber qué pasaba, pero no me respondió, puse la mano en mi frente y voltee.

Allí venía él, enojado a pasos rápidos que presentía que me mataría.

- ¡Los he estado buscando! ¿Qué hacen aquí? ¡No tienes autorización de salir con Samael! -resopló.

-Lamento no haberte contestado, pero estábamos muy ocupados jugando que no me di cuenta- balbuceé.

- ¡Como sea! ¡No tienes autorización de estar aquí! - replicó.

My downfall is youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora