CAPÍTULO XV

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Melisa James

Ya estaba en la entrada de la casa de los Berrycloth, nerviosa por el recuerdo de anoche.

Dejé de pensar en eso y entre, el señor Berrycloth me recibió con una enorme sonrisa mientras se ponía su saco para irse a trabajar.

-¿Te divertiste anoche?- me preguntó.

¿Qué si me divertí?, señor, hasta besé a su hijo.

-Amm- dudé- sí.

-Muy bien, me tengo que ir, regreso más tarde- tomó su carpeta- por cierto, Dorian vendrá más tarde- avisó.

- ¿No está?

-No, dijo que iba a entrenar.

Dorian no entrena tan temprano, al menos nunca lo he visto hacerlo. Agradecía el hecho de que no estuviera, la verdad me daría vergüenza después de lo que pasó hace unas horas.

-De acuerdo- respondí.

-Samael está aún dormido, cuando se despierte le das esa pastilla- se señaló la pequeña pastilla que estaba en la mesa.

- ¿Se encuentra mal? -pregunté.

-No, nada más en una vitamina, la necesita si quiere entrar al equipo de beisbol, debe tomar una todos los días.

Recuerdo que Samael me dijo que entraría a un equipo y necesitaba aumentar un poco de masa muscular, pero no pensé que fuera tan pronto.

-Está bien- acepté.

-De acuerdo Melisa, tengo que irme, si pasa algo me llamas enseguida- ordenó.

-Sí, lo haré- respondí.

-Muy bien, nos vemos más tarde- tomo sus llaves y salió de la casa.

Me senté en los sillones esperando a que Samael despertara, ya había ido como 5 veces a su habitación checando que estuviera ahí y él seguía en su quinto sueño.

Encendí en televisor y puse una de mis películas favoritas. Lamentablemente, me quedé dormida por la desvelada, que ni cuenta me di.

Sentí un jaloneo en mi hombro, no le di importancia y me reacomodé para volver a dormir, el jaloneo incremento de fuerza y ahora sí abrí los ojos. Dorian estaba tomando mi hombro y con el ceño fruncido.

Enseguida me reincorporé y me limpie la boca, porque cuando duermo acostumbro a babear un poco. Me sonrojé, era inevitable.

- ¿Hace cuánto llegaste? - pregunté.

-Hace como 10 minutos, y no te preocupes, ya fui a revisar que mi hermano esté bien, porque su niñera se quedó dormida- exclamó.

-Lo siento, y gracias, en serio, no volverá a pasar.

-No te preocupes, te desvelaste anoche, era obvio que estés así.

- ¿No te embriagaste? - pregunté.

-No, no bebo incontroladamente.

-De acuerdo.

Camine un par de pasos para irme de ese espacio incómodo, pero obviamente él no lo sentía así.

-Tenemos que hablar de lo que pasó anoche- exclamó.

-Olvidado- exclamé.

- ¿Olvidado?

-Olvidado- repliqué.

-No es tan simple.

-No creo que sea buena idea hablar de eso, y si no me acuerdo, no pasó- ironicé.

My downfall is youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora