10. Instante

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-En serio ¿es el mismo?- pregunta Ariane incrédula.

-Sí, estoy segura... Y ahora resulta que trabaja en el mismo hospital que yo, y por si fuera poco es mi jefe.- digo resoplando.

Es jueves por la tarde y estamos en unos de los sillones que están fuera de un Starbucks. Le cuento todo lo que me ha sucedido desde que empecé en el hospital, y lo poco que he visto a mi jefe, y cómo no, si trato de evitarlo a toda costa. Ella me cuenta que recién ayer llego de Lyon, y por lo que cuenta, le fascinó estar por allá y más porque conoció a un chico muy guapo.

-Y bien, ¿sabes a donde te llevará a cenar?- pregunta.

-No lo sé, y la verdad espero que se haya olvidado- respondo tratando de no darle importancia.

-Venga, a mi no me engañas... Ambas sabemos que quieres ir- comenta burlona mi amiga.

-Ya te dije, la cena sólo será para fastidiar a su novia, por diversión.. Y yo no soy juguete de nadie- respondo ligeramente molesta.

-Tú mismo dices que las enfermeras aseguran que ya no tienen nada... Piénsalo, también mereces divertirte- musita ella.

-Sí, pero no con mi jefe- replico.

-En Orlando no sabías que iba a ser tu jefe... No te pido que te cases, pero si te gusta aprovecha, diviértete, total es un instante- puede que mi amiga tenga razón, ya es hora de divertirme un poco.

-Bueno, bueno. Mejor cuéntame ¿Qué tal tu chico?- pregunto, intentando cambiar de tema, y funciona porque Ariane se va de largo hablando del chico.

***

El día esperado llego, después de mi turno, a estar preparada mentalmente para las paces con el monumento don arrogante de mi jefe, no es que sea difícil llevarme bien con las demás personas pero este hombre me descontrola tanto, que cuando menos me doy cuenta, me pongo a la defensiva y salgo diciendo alguna bobada o de paso ni pío digo.

No sé donde me llevara a cenar, ni se como vestirme, busco en mi armario algo decente y no encuentro nada, en estos momentos vuelvo a ser la típica mujer que tiene el armario lleno de prendas y aún así no encuentro nada.

Desde la vez que salí de su consultorio junto con mis compañeros no hemos vuelto a hablar de la cena, trato de no ir muy producida al hospital, no quiero dar a pensar lo que no es.

Cuando llego al hospital saludo como de costumbre a las enfermeras, y me dirijo al consultorio. Minutos después Valeria entra para entregarme los expedientes de los pacientes que me tocara atender. Me tiende al menos ocho carpetas, son pacientes de temprana edad van desde los seis hasta los trece años de edad.

La tarde se esta yendo muy rápido, para algunas de las pacientes las noticias que les doy no son buenas, pero son tan inocentes que incluso al ver a sus padres llorar les dice "tranquila mami, estoy bien" con sonrisas en sus bocas, eso es lo bueno de los niños siempre ven lo positivo a las situaciones.

Tras atender paciente tras paciente me doy cuenta que hice una excelente elección al decidirme por medicina y más aun por oncología pediatrica, daría lo que fuera por evitar que esos angelitos pasen por procesos tan feos como la quimioterapia o inclusive por amputaciones.

Mi turno esta por acabar y aun no he visto a mi jefe, ¿se habrá olvidado de la cena? Y si es así ¿es bueno, no? Solo me falta un paciente, lo hago pasar al consultorio y le digo que me espere un momento que voy a una inter consulta.

Salgo del consultorio y me dirijo a la isla donde esta Lizzy conversando con Valeria y Dominque otra de las enfermeras. Lizzy me ve y alza la mano a manera de saludo. La verdad no sé a que salí, o bueno sí, esperaba topármelo son casi las cuatro de la tarde y es su hora de salida.

Un instante para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora