Llegamos a mi departamento demasiado rápido diría yo. Todavía no puedo evitar borrar mi sonrisa del rostro al recordar a un Fabrizzio todo desesperado por llegar, manejaba a gran velocidad, así como esos de rápidos y furiosos, y debido a su imprudencia un policía nos detuvo en el camino, lo cual hizo que nos retrasáramos más en llegar. Por suerte era una mujer, y claro ella tampoco se pudo resistir al encanto del adonis, después de que Fabrizzio la halagará hasta por el color de sus uñas, está nos dejo ir, no podía creer que con galantería como esas, un esmalte de uñas, nos dejara seguir sin multas, ni nada.
Unas manos que ya conozco me sujetan por detrás mientras sus labios se pegan a mi cuello. De pronto me gira y quedo frente a él. Su boca busca la mía, mis manos automáticamente se entrelazan detrás de su nuca, siento como me empuja con suavidad hacia la pared más cercana, y allí en plena sala me acorrala y me ataca como una fiera ataca a su presa. Siento su manos en el filo de mi crop y segundo después ponemos fin al beso solo para poder sacarme la crop, de igual manera que hizo con mi crop, con esa agilidad me quita la falda, yo apenas y le he quitado la camisa.
Empieza a besarme el cuello y baja hasta mi encontrarse con mis pechos. Masajea y pellizca uno mientras succiona del otro, sin evitar empiezo a gemir. Su otra mano, viaja hasta mi vientre y tal y como hizo la última vez, rompe la prenda íntima.
-Pero ¿Qué...?- musito a punto de protestar pero sus dedos se posan en mi boca y no me permite continuar.
-Chis- dice, su voz es ronca- Abrete de piernas, Aitana... ¿Tienes idea de lo mucho que te deseo?
¿Me desea? Estoy tan envuelta por mi propia excitación que no puedo ni contestar.
-Dime ¿lo sabes?- exige y me muerde el pezon mientras me pellizca el otro provocándome una pizca de dolor que se ve opacado por el deseo que me invade y va aumentando a cada segundo- Te deseo desde la primera vez que te vi en aquella pista de baile, te lo digo ahora y te lo digo antes te deseo más que a mi respiración- continua besando mi pecho y poco a poco baja hasta mi vientre.
Noto como se me eriza la piel ante sus caricias. Fabrizzio se aprieta más contra mí y el calor de su boca envuelve mi sexo por completo mientras me lame delicadamente, mis piernas se vuelven gelatinas me sujeta una pierna y la coloca detrás de su espalda.
Gimo al sentir sus mordiscos en mi clítoris.
Respiro jadeante. Tengo sensible cada centímetro de mi ser, cada parte que va recorriendo con sus besos, sus mordidas, su lengua me la deja hipersensible. Únicamente soy consciente del deseo.
¡Quiero más!
Y ¡por fin!
Mete los dedos en mi vagina, para encontrarme caliente, húmeda y ansiosa. No puedo evitar gemir en voz alta.
-Fabrizzio- grito y mi mano viaja hasta su cabello y tiro con fuerza de este.
Fabrizzio empieza a trazar círculos con su lengua en mi vagina.
Reconozco la presión entre mis piernas, ese latido regular de mi clítoris y la necesidad de tensar todo mi cuerpo.
¡Voy a correrme!
-Fabrizzio- gimo.
-Aún no- dice y se incorpora.
Cierro los ojos llena de frustración, mi cuerpo está hecho gelatina por su tacto, siento punzadas en todas partes pero la más notoria es la de mi sexo.
Veo como se desnuda ante mi, dejando ver su miembro ya erecto. ¡Que deleite! Estoy tan mojada de deseo, que se me hace agua la boca.
Solo han pasado unos segundos pero tengo la sensación de llevar horas esperando a que me vuelva a tocar.
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Un instante para siempre
RomansaAitana es una joven vivaracha, con una meta traza. No tiene tiempo para el amor, y no cree en el gracias a su ex; su único enfoque es su carrera y su familia o se cree. Un viaje que lo cambia todo, unos ojos azules que hipnotizan. ¿Será que vuelve a...