La semana ha pasado a gran velocidad, todos estos días al salir del hospital Fabrizzio me ha llevado hasta mi departamento y cenamos juntos. El martes, luego del hospital fuimos al barrio latino, el ambiente siempre es tan divertido y ni que decir de la felicidad que desbordo al ir tomada de la mano con mi adonis por las calles de París.Es viernes y después de mi último paciente, voy hacia el parqueo del hospital para encontrarme con mi adonis. Juntos iremos al aeropuerto a despedir a Ariane que se regresa a Bs. Aires.
-Estas hermosa- dice una voz detrás mío y sin necesidad de girarme ya se quien es.
Sus manos se enroscan en mi cintura, mientras sus labios de posan en mi oreja y juguetea con ella. La sensación de su tacto me produce cosquilleo, hecho la cabeza para atrás y me sostengo de sus brazos, porque con cada caricia me vuelve loca y siento como las piernas me van flanqueando.
-Me encantas- susurra en voz ronca, llena de deseo.
El pitido de mi iPhone me trae a la realidad. Es Ariane.
-¡Te estoy esperando!- chilla mi amiga al otro lado de la linea.
-Estoy en camino- miento.
****Me despierto abrazada a mi adonis y sonrío al verlo. Después de despedirme de mi amiga, decidimos venir a ver una película y comer pizza. La película fue muy bonito pero lo mejor fue lo que pasó después, un beso, una caricia y desorden total.
Le doy un beso en la barbilla e instantáneamente abre los ojos, me dedica una de sus sonrisas capaz de derretir glaciares enteros.
Un pitido resuena en la habitación. Es su celular, se levanta resoplando y va hasta la armario donde lo dejo anoche.
No puedo dejar de verlo ni un segundo mientras camina hasta alcanzar su celular, va completamente desnudo, sin ningún pudor. Es un hombre que desborda sensualidad, empezando por su cabello castaño, suave y hermoso, sus anchos hombros esos que me brindan tanta seguridad y su trasero, perfecto para un azote.
¡Basta! Que morbosa me he vuelto! pienso.
Fabrizzio se acerca y se sienta al borde de la cama. De tanto verle, no me había fijado que ya no estaba acostada, sino más bien sentada en mi cama.
-Era mi mamá- me explica.
-Ah- es lo único que logro decir.
-Hay una comida en casa de mis padres esta noche, mi hermana tiene una noticia que darnos- dice calzándose los calzoncillos- Me gustaría que vinieses conmigo- pide, acercándose a mi y besando mi frente.
La invitación me ha caído de sorpresa, no me esperaba para nada algo así. No se ni que responder, digo lo que paso anoche y estuvo por pasar hoy fue magnifico, pero no quiero que me invite solo porque se ve comprometido.
A mi mente viene enseguida su conversación con Elliot, algo dentro de mi se apaga. Fabrizzio me queda observando con el ceño fruncido.
-No lo pienses tanto- musita con tanta delicadeza mientras acuna mi cara en sus manos.
Sus ojos buscan suplicantes los míos, me dedica una sonrisa y sin más un largo suspiro se escapa de mis labios y asiento a su petición. Un Fabrizzio triunfante pega sus labios a los míos y los acepto completamente rendida.
Después del beso mil quinientos o más, decidimos salir de la cama para desayunar algo más que besos cuando su estómago gruñe en busca de alimentos.
-Alguien tiene hambre- musito burlona.
-Prefiero seguir así- dice atrayéndome más hacia él y depositando un beso en el hombro descubierto.
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Un instante para siempre
RomanceAitana es una joven vivaracha, con una meta traza. No tiene tiempo para el amor, y no cree en el gracias a su ex; su único enfoque es su carrera y su familia o se cree. Un viaje que lo cambia todo, unos ojos azules que hipnotizan. ¿Será que vuelve a...