16. Disfrutando la vista

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Me despierto completamente desnuda. Solo me lleva unos instantes ubicarme y cuando lo hago sonrío.

Me siento relajada, me siento feliz.

Me volteo para ver al adonis que tengo detrás de mí. Fabrizzio duerme plácidamente o al menos eso refleja por su expresión tranquila. Acaricio suavemente su mandíbula, y en un arrebato de locura paso mis manos por sus labios, esos labios gruesos y suaves que me llevan a la gloria, pero bueno, este hombre entero me lleva a la gloria

Me he enamorado de este hombre hasta las chanclas. Soy una tonta y débil en mis intentos de rechazarlo.

¿Y cuándo he rechazado en sí a este hombre? me pregunto.

Siento moverse a Fabrizzio, automáticamente finjo dormir.

-Sé que estás despierta- dice besando mi frente.

Al ver que falle en mi intento, abro los ojos y me encuentro ante mí, un Fabrizzio sonriente, con una mirada llena de brillo que refleja tranquilidad. Me coge por la barbilla, y acerca mi rostro al suyo y me besa, volviendo a llevarme a la gloria, de a poco el beso se vuelve más intenso, nuestras lenguas bailan a un mismo ritmo, siento como sus manos viajan hasta la parte baja de mi espalda y me apega más. Noto su miembro rozar mi vientre.

De pronto un sonido inunda la habitación, es su celular. Finalizo el beso para que pueda responder, pero él hace caso omiso de su celular que después de un par se pitidos deja de sonar. Fabrizzio vuelve a besarme, pero esta vez con más intensidad que antes. En un instante lo tengo encima mío, con sus brazos a ambos lados de mi cabeza.

Empieza a besarme el cuello, deja un camino de besos húmedos hasta llegar a mis pechos, succiona, lame y muerde mis pezones dejándolos rojo, llevándome al deseo. Lo quiero dentro de mí. Y lo quiero ahora.

-Fa, Fabrizzio- susurro suplicante.

-Lo sé mi princesa. Pero aún no- dice mientras traza una y otra vez el mismo trayecto.

Su celular vuelve a sonar, interrumpiendo el momento. Fabrizzio resopla mal humorado.

Estira la mano para alcanzar el celular que esta en mi mesita de noche, revisa el celular pero no responde al instante, se levanta de la cama así como estaba completamente desnudo y va hacia la puerta de la terraza que esta tapada por las cortinas de seda roja, la mueve un poco dejando entrar un rayo de sol y contesta.

Alcanzo también mi celular para ver la hora.

¡Mierda! Llegaré tarde a la universidad.

No presto la menor atención en con quien hablará y la verdad ni me interesa, no si lo que tengo enfrente es sin duda alguna una de las maravillas del mundo. Empezando por su cabello castaño, suave y hermoso, sus anchos hombros esos que me brindan tanta seguridad y como diría Erika, sus glúteos mayores, muy bien definidos, tan bien que me gustaría morderlos.

¡Para ya! ¡Tú no eres así! Me reprendo mentalmente, nunca antes hubiese pensado algo así, pero con Fabrizzio cerca no pienso con claridad, y menos cuando estábamos envueltos por el deseo.

¡Para! me reprendo y envuelta en sábanas salgo de la cama y corro al baño, paso por su lado. ¡Dios si este hombre es perfecto!

-Disfrutando la vista- musita el muy sobrado al ver que lo observo toda bobalicona.

¡Y qué vista!

Se gira en si y ahora veo con claridad esa majestuosidad que le sobresale de la entrepierna, solo verle se me hace agua la boca, como quisiera saborearle justo ahora. Me muerdo el labio de manera inconsciente mientras lo observo.

Un instante para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora