.

13.4K 897 217
                                    

✨ Nueve meses después ✨

—¡Por fin estamos graduados! —La emoción de Jazmín se nota a millas de distancia.

—¡Y lo mejor es que todos entramos a las universidades que queríamos! —Klara salta a mi lado y me abraza con entusiasmo.

En estos meses nos hemos acercado bastante y consecuentemente entre nosotros creció una amistad muy bonita. Al principio, cuando solo conocía una versión de la historia, quería matarme. No importa el lugar en el que nos encontráramos, me miraba con rabia y juro que en ocasiones hasta la vi echándome la lengua y sacándome el dedo disimuladamente.

Pablo estaba cansado de no poder tener a su novia y a su mejor amigo en una misma habitación sin que el momento fuera incómodo, así que un día nos encerró a ambos en un armario por más de dos horas. Aproveché ese tiempo para contarle absolutamente todo y con lujo de detalle. Desde entonces, somos algo así como mejores amigos y ella es quien me ha mantenido al tanto de las cosas importantes que pasaron en la vida de Sara durante estos nueve meses en los que se negó a responder mis mensajes. Aunque estoy seguro de que jamás llegó siquiera a leerlos, pues, me bloqueó de todas partes.

—¿Acaso yo no tengo la mejor compañera de apartamento? —le guiño un ojo a Klara.

—Lucca tiene suerte de tener una compañera que cocine tan bien como yo —se autoelogia.

—Lo bueno de que vivan juntos es que visitaré a mi mejor amigo y a mi novia en un solo viaje —comenta Pablo abriendo la puerta de su auto.

Pablo irá a Stanford, nosotros a la NYU y en si no estamos relativamente tan lejos en comparación con Jazmín que irá a una universidad en Suecia. Ander se toma un año libre para viajar por Europa y James, bueno... Hace tiempo no sabemos de él.

Jazmín y él cortaron hace seis meses más o menos, nunca nos quiso decir por qué, pero él se marchó del pueblo y desde entonces no ha dado señales de vida más que a sus padres y ellos se niegan a darnos noticias de su paradero.

—¡Hay que celebrar como solo nosotros sabemos! ¡Las vacaciones por fin llegaron! —grita Ander—. ¡Propongo fiesta en mi casa el próximo fin de semana!

—¡Ay, siiii! —chilla Jazz y se mete dentro del auto.

Ir sentado en el medio no es algo que me emocione, por lo que dejo que Ander entre primero y luego me meto yo.

—¡Y de paso le hacemos la bienvenida a Sara! —agrega ella.

Me corro hacia adelante para verla a la cara y luego busco la mirada de Klara a través del retrovisor.

—¿Qué? —Que Sara vuelva al pueblo es importante, y, o a Klara se le olvidó decírmelo o directamente no pensaba hacerlo.

—Iba a contártelo...solo estaba buscando el momento —Se excusa ella como adivinando mis pensamientos.

—Está bien, no estoy molesto y de todas formas no sé si podré ir...

A pesar de que me muero de ganas por verla no quiero que pueda llegar a ser incómodo para ella porque sé que en cuanto la tenga cerca no resistiré las ganas de hablarle.

—¡Ah, no, de eso nada! —Klara me lanza una mirada asesina a través del espejo—. Vienes a la fiesta sí o sí.

—Vamos a estar todos, no puedes dejarnos tirados —Ander alza las cejas.

—No quiere verla, chicos, entiendan —dice Jazmín como si me conociera de algo.

Estos últimos meses estuvo demasiado distante con todo el grupo, así que no puede hacerse la que comprende lo que siento cuando en realidad no tiene ni idea.

—Ire, ¿contentos? —Abro la puerta una vez que Pablo estaciona frente a mi casa—. Y Jazz, no vuelvas a decir que no quiero verla. Es literalmente imposible que eso pase.

Bajo del auto, cierro la puerta con un golpe y me doy media vuelta para caminar hacia mi casa. Y sí, mía. Me mudé solo hace ocho meses y no hay cosa que disfrute más que la sensación de llegar a casa y tener paz, aunque la mayoría de las veces mi paz se ve interrumpida por el demonio de mi hermana que desde que me mudé vive más conmigo que con sus padres.

—¿Otra vez aquí, Em? —ruedo los ojos al encontrarla en mi cocina, como siempre, robándome la comida del refrigerador.

—Pensé que querrías compañía.

—¿Y eso cómo por qué? —dejo las llaves encima de la mesada y acepto la lata de Coca Cola que ella me pasa.

—Sé que regresará pronto. ¿Quieres hablar de eso?

Que mi hermana esté al tanto de mis problemas amorosos porque se los conté medio llorando y borracho no me hace gracia.

—Contarte lo que pasó fue un error.

—¡Lucca! —suelta mi nombre en un quejido—. ¡Tienes que contarle todo! ¡Tienes que recuperarla!

—¿Crees que no es eso lo que pretendo?

—Lo que creo es que tienes miedo —me señala con el dedo.

—¿Yo? ¿Miedo? ¿Te estás oyendo?

Es ridículo.

—Sí. Tienes miedo a que te haya superado porque en el fondo sabes que no la dejaste de amar ni un solo día y si ella te olvidó habrás perdido al amor de tu vida para siempre.

—Klara me dijo que hablan de mí seguido, o sea que no me ha olvidado.

—¡Conmigo también habla de ti, Lucca! —grita como si no estuviéramos a menos de un metro—. ¡¿Y sabes lo que dice?! ¡Que lo de ustedes fue polvo de estrellas pero que por suerte supo utilizar una escoba para barrerte de su corazón! ¡Te olvidó, Lucca y a menos que hagas algo para cambiar eso se quedará así! ¡Todo por ser un puto idiota!

A veces me da miedo mi hermana y eso que le saco más de una cabeza de altura.

—Estoy seguro de que no me olvidó.

No pudo haberlo hecho.

—¿Y si si lo hizo? ¿Si las estrellas entre ustedes se rompieron?

—Entonces tendré que reconstruirlas.

Miércoles 27 de abril 2022

Polvo de estrellas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora