26 | Oficial.

11.1K 788 472
                                    

Mi cabello está hecho un desastre del enredo que tiene. El viento que se cuela dentro del auto acalla un poco la música y nuestros gritos mientras cantamos a todo pulmón. Lucca me pasa su celular que está conectado al estéreo y lleva su mano a la perilla del volumen para bajar la música.

—Busca «Head First» en Youtube.

Entro a la aplicación y me pongo a escribir.

La canción comienza a sonar y él canta por encima de la música. Canta de verdad, no a los gritos como hace un rato con Olivia Rodrigo o Adele.

Catching my attention like I never would have thought. I try to comprehend it but I knew it from the start —me mira con los ojos entornados y me señala—. You work a little differently than anyone I've ever known.

Se detiene un instante mientras la canción sigue sonando y luego vuelve a cantar, echándome miradas fugaces y sonriendo de lado.

I'm wishing I could show you all these feelings that I felt, whoa.

—¿Estás tratando de decirme algo? —alzo las cejas.

Siento la letra como muy personal ,y sí, en el fondo desearía que me la estuviera dedicando.

—Solo estoy cantando, no te hagas locas pasiones...You hit me like a tidal wave, I'm falling off. You got me hypnotized, mesmerized —me mira fijo a los ojos—, pero puede ser que sí.

Siento como se me encoge el estómago por los nervios, porque a esta altura estoy jodidamente enamorada de él. Sigue cantando hasta que la canción termina y me pasa el celular para que ponga otra. Y así todo el camino hasta LA hasta que entramos en el estacionamiento de un precioso e inmenso hotel frente a la playa.

—Pensé que iríamos a la casa de Pablo —Esa era la idea, así no tendríamos que pagar extras.

—Está alquilada, los inquilinos se van esta noche para que los chicos puedan venir luego —sale del auto y sigue hablando, pero no logro escuchar nada porque el sonido del tráfico en la calle silencia sus palabras.

—¿Qué? —grito saliendo del auto también y uniéndome a él en la parte trasera.

—Nos quedaremos aquí, es básicamente lo mismo.

—Sí, pero diez veces más caro.

—El dinero no me es problema, Sara.

—Solo tienes diecinueve años. ¿Cómo es que puedes darte el lujo de pagar una habitación en un hotel como este?

Alzo la vista hasta el último piso, quince en total, una construcción de esas antiguas con ventanales y grandes puertas.

—He trabajado durante toda mi vida. Las pasarelas me dejan bastante dinero, las fotos mucho más, de vez en cuando salgo en alguna portada de revista y eso me hace cosquillas en el bolsillo.

—Uff —me bajo los lentes de sol hasta los ojos—. Ojalá tuviera el mismo trabajo.

—Con tu físico de seguro cualquier agencia te toma, rubia.

—Solo lo dices porque te gusto.

Me toma de la mano y me arrastra por la calle, su pulgar roza mi piel de una forma delicada que me hace mirar como idiota la unión de nuestras manos. Pasamos junto a unas masomenos de nuestra edad y las oigo murmurar lo bueno que está Lucca y soltar risitas bobas.

—Permiso, eh.

No entiendo por qué pide permiso sino hasta que me da un tirón en la mano, atrayéndome hacia él para besarme. Por el rabillo del ojo veo el mohín de asco que hace la pelinegra cuando Lucca me aprieta una nalga y pone su otra mano en mi cintura, pegándome más a su cuerpo.

Polvo de estrellas [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora