Me tapo los ojos con un almohadón cuando el tipo de la película le corta el cuello a la chica, no porque tenga miedo, sino que porque me da demasiada repugnancia la escena. Jazz a mi lado hace un mohín de asco y aparta la vista mientras Klara es la única psicópata que mantiene los ojos fijos en la televisión sin inmutarse.
—¿Cómo les va a dar asco eso? —dice Anna que está sentada en el sofá con las piernas cruzadas—. No pueden ser más infantiles.
Jazz se da vuelta y la mira seria.
—Si te molesta puedes irte, creo que nadie sentirá tu falta. Es más, estoy segura de que ninguna te invitó...
Las tres nos miramos y compartimos una sonrisa. Hubiera deseado poder decirle algo también, pero la abuela me advirtió que me comportara y desde mi pelea con Anna no me habla más de lo necesario así que debo mantenerme a raya de cualquier problema.
—Tengo que quedarme a vigilarlas, oí que las zorras se vuelven salvajes cuando están en celo —La odio, la odio con todas mis fuerzas.
—Cierra la boca, Anna —Sofía le tira un almohadón—. No molestes o yo misma te llevaré de regreso a Inglaterra.
Ella resopla y se desliza en el sofá quedando acostada. Gracias al cielo no vuelve a hablar durante toda la película y ni siquiera dice nada cuando Klara, Jazz y yo nos despedimos antes de subir a la habitación.
El gallo me despierta a las cuatro veintidós de la madrugada. Me tapo la cabeza con la almohada y grito, acallando el sonido con la tela. Me giro en dirección a Klara, que está sentada en su cama con las piernas cruzadas y los auriculares alrededor de su cabeza, la música se puede escuchar desde aquí. Tiene 5SOS a todo volumen. Le lanzo la almohada y ella se quita los auriculares al instante.
—Me has asustado, idiota —me tira la almohada de regreso—. ¿Qué pasa?
—¿Podemos matar al gallo?
—Estoy a favor de la idea —gruñe Jazz desde su colchón en el suelo entremedio de nuestras camas.
Juro estar a favor de la vida animal y sus derechos, planeo llevar una vida vegana en cuanto trabaje y pueda pagarme la comida yo sola, me gustaría hacer algún voluntariado en veterinarias, pero en este momento las ganas de atentar contra el puto gallo son más fuertes que mi amor eterno por los animales.
—Le quebramos el cogote y luego la abuela nos lo quiebra a las tres —dice Klara, riendo.
—Podemos soltarlo y que lo mate algún perro —sugiere Jazz.
Los perros del vecino en vez de parecer mascotas parecen lobos salvajes y estoy segura de que estarían encantados de hacernos el favor.
—¡La abuela ama a Don Florentino! ¿Quieres que nos dejen castigadas toda la vida? —Klara se para y se pone un short.
—¡Peor es la tortura de escucharlo cantar cada puto día! —me paso ambas manos por la cara deseando volver a dormirme de una vez.
—No lo mataremos —dice caminando hacia la puerta—. Solo abriremos el gallinero y que él salga a enfrentar el mundo a su suerte.
Jazz se pone de pie en cuestión de segundos con una sonrisa turbia en sus labios.
—No puedo creer que mi primer crimen sea por complicidad en un homicidio —susurra—. Por estadística el siguiente tendrá que ser algo peor.
Klara abre la puerta de la habitación y salimos una detrás de la otra. Bajamos las escaleras pie por pie sin hacer ruido, Sofía y Anna están durmiendo en la sala y, con Sofía no hay problema, pero si Anna nos escucha está claro que la abuela se enterará en menos de lo que canta un gallo. Cuando salimos de la casa por la puerta de la cocina Jazz suelta un suspiro hondo de alivio, puede que no viva en esta casa, pero sabe lo fastidiosa que es Anna.
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Polvo de estrellas [✓]
Romance«Él tendría que traer de advertencia: ¿Te arriesgas a que te rompa el corazón y quedar hecha polvo a cambio de hacerte sentir estrellas?» [BILOGÍA RECUERDOS ESTRELLADOS #1✨️] La vida de Sara era de lo más común; padres perfectos, familia perfecta, c...