Media hora más tarde el viento se cuela en el interior del coche y me revoluciona el cabello. Mis ondas rubias van de un lado para el otro, se enredan, las desenredo con los dedos y otra vez vuelven a enredarse, así que opto por no darles más importancia y romper el ciclo que se había comenzado a formar. Más tarde puedo peinarme.
Måneskin suena a todo volumen en mis auriculares. Mamá suele quejarse diciendo que me romperé los tímpanos, pero la verdad no es como que le haga mucho caso, y de igual forma sería un privilegio que la perfecta voz de Damiano me dejase sorda.
—Saca las identificaciones que debo entregárselas al portero del barrio —Me ordena mamá tras quitarme un auricular.
Le pongo mala cara, vuelvo a colocarme el auricular y me echo hacia los asientos traseros para sacar los documentos de su cartera. Al encontrarlos vuelvo a sentarme con los pies sobre el tablero solo porque sé que le molesta.
Mi abuela vive en un barrio privado, en un pueblo que no alcanza los diez mil habitantes. Al llegar, mamá le entrega los documentos al tipo de la entrada, él llama por teléfono a alguien —probablemente a la abuela para confirmar que nos conoce—, y luego nos entrega los documentos con una sonrisa. En cuanto doblamos la esquina y dejamos atrás al tipo, me siento bombardeada por los recuerdos que en su mayoría son imágenes de mi prima Victoria haciendo algo malo y yo siendo la destinataria de esas maldades.
Victoria siempre ha sido una persona despreciable, en parte me merezco su maldad, pero por otro lado creo que estoy pagando el karma de alguien más.
Mamá detiene el auto frente a la casa en la que pasé cada verano de mi niñez. De pequeña amaba venir aquí, me portaba bien todo el año solo para merecer el viaje, y hasta hace dos años era igual, pero algo cambió y por el bien de ambos decidí comenzar a quedarme con mis amigos en casa.
—¡Sarita! —No me da tiempo a quitarme los auriculares porque mi abuela me abraza ni bien bajo del auto.
—¡Abuela! —Le devuelvo el abrazo, pero no por mucho tiempo ya que a los dos segundos comienza a pegarme con el trapo de cocina que siempre lleva al hombro y tengo que soltarla para poder cubrirme la cara.
—¡Pequeña idiota, creí que no volvería a verte hasta el día de tu casamiento! —los golpes cesan.
—Ella estaba muy emocionada por venir... —balbucea mamá al pasar junto a mí cargando una de sus cajas catalogada como «Frágil», para luego meterse dentro de la casa.
No puedo evitar sentirme culpable por las palabras de la abuela. Supongo que fue confuso para ella que de un verano a otro simplemente dejara de visitarla, ni siquiera en sus cumpleaños o fechas importantes. Ahora Vicky no parece tan hija de puta comparándola conmigo.
La abuela intenta pasar su brazo por encima de mis hombros, solo que no llega —siempre le dijimos gnomo porque mide 1,57—, entonces se pone detrás de mí y me empuja por la espalda para que entre a la casa. Todo está tal cual lo recuerdo, la casa encierra ese aroma a galletas de vainilla que me transporta, una vez más, a mi niñez. Los muebles siguen siendo los de siempre, lo único que falta es el abuelo William que según me comentó mamá mientras veníamos, está de pesca con sus amigos.
—¿Y Klara? —Le pregunto a la abuela.
De mis cuatro primas ella es quien mejor me cae. A pesar de no habernos visto en dos años, la relación es bastante buena, hablamos a menudo y al menos una noche a la semana hacemos videollamada para contarnos estupideces.
—¿Qué puede estar haciendo esa niña? Acostada con el celular, es lo que hace todo el día —contesta ella y se dirige a la cocina.
La veo sacar una bandeja de galletas del horno y me apresuro a subir las escaleras para que no me obligue a probarlas porque son riquísimas y luego de que coma una estoy segurísima de que me terminaré atracando con un montón más.
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Polvo de estrellas [✓]
Romantizm«Él tendría que traer de advertencia: ¿Te arriesgas a que te rompa el corazón y quedar hecha polvo a cambio de hacerte sentir estrellas?» [BILOGÍA RECUERDOS ESTRELLADOS #1✨️] La vida de Sara era de lo más común; padres perfectos, familia perfecta, c...