—Bueno, con esto, Axel, Grace y Blair ya forman parte del equipo oficialmente. Así que vamos a preparar el partido contra el Occult .—anuncia Mark con el que ya he aprendido que es su tono habitual: el ultra alegre.
—Espera un momento. ¿Para qué los necesitamos? —se queja Kevin pareciendo un malcriado total—. Con mi supertiro, no nos hacen falta más jugadores.
—Pero, Kevin, con ellos tres reforzaremos el centro del campo y la delantera; así podremos marcar más goles y volvernos mucho más fuertes .—Mark intenta calmar la situación pero el pelirrosa parece no querer cambiar de opinión, por lo que esbozo la sonrisa de suficiencia que me caracteriza y doy un paso al frente.
—¿Tanto miedo tienes de que te quitemos el puesto?
Mi comentario lo enfada más. Me encara con la cara roja de rabia y yo le aguanto el reto con la barbilla en alto, pillándole por sorpresa. Seguro que es la primera vez que alguien le enfrenta así. Clava sus ojos en mí durante varios segundos hasta que pierde la batalla y se aparta resignado.
—Hacer lo que queráis .—murmura resignado mientras se va a una esquina, manteniendo el berrinche.
Mark toma esto como una oportunidad para hablar, pero se calla cuando Celia irrumpe en la sala con un portátil en sus manos.
—¡Chicos, tenéis que ver esto! —grita apurada, haciendo que nos pongamos en un medio círculo, rodeándola. Lo coloca para que todos lo veamos y reproduce un partido de nuestro rival, el Instituto Occult. Inmediatamente, todos prestamos atención al vídeo esperando ver cómo juegan, pero nos sorprendemos al ver cómo los jugadores del equipo contrario permanecen estáticos, sin moverse.
—¿Por qué no se mueven? —pregunta Mark, diciendo lo que todos estamos pensando.
—Dicen que el Occult echa un mal de ojo a sus oponentes .—exagera Celia mientras finge ser un fantasma, asustándolos a todos y sacándonos unas risitas a los tres nuevos.
Día del partidoAy Dios. Cuando dijeron que el Occult daba mal rollo, se quedaron muy cortos. No lo recordaba tan exagerado, pero dan mucho miedo. Demasiado. Y parezco no ser la única que lo piensa, porque, nada más aparecen, Jack pide ir al baño y hasta Jim nota el aura oscura de nuestros contrincantes. Y eso que Jim no da muy buenas vibras que digamos.
Muy a regañadientes, nos colocamos en fila frente a ellos para que los entrenadores se saluden y yo aprovecho para observar al hombre que acompaña al equipo. Da aún más mal rollo si era posible. Juro que se me para el corazón cuando se acerca hasta nosotros, pero se acaba parando frente a Axel, que está a mi lado (no negaré que estoy disfrutando poder admirar de cerca al borde malote que ignora a toda el mundo).
—Tú debes de ser Axel Blaze .—habla con un tono que me pone los pelos de punta, observándole con los ojos desorbitados—. Vi tu gol contra la Royal Academy, un magnífico tiro. Espero que hoy seas benevolente con nosotros.
Axel no dice nada y es Kevin el que se queja de inmediato por la exclusiva atención que recibe el rubio cenizo.
—Puf, si el Instituto Occult ha solicitado este partido amistoso contra el Raimon, ha sido solo por jugar con Axel Blaze. Un equipo de pacotilla como vosotros no nos interesa para nada.
No sé si es el tono que usa o las palabras exactas, pero un globo estalla en mi interior y la ira me inunda en un segundo.
—A ver si os créeis que a nosotros nos interesaba jugar contra un equipo cualquiera como el vuestro .—espeto causando la sorpresa en mis compañeros —. Vosotros sois los que deberíais agradecer que hayamos aceptado jugar, teniendo en cuenta que hemos sido el único equipo capaz de marcarle un gol a la Royal en varias décadas.
El entrenador no sabe cómo reaccionar ante mi desafío y, por un momento, creo que le va a explotar una de las venas del cerebro al aguantar la rabia, pero su semblante cambia radicalmente al fijarse en mí. Por favor que no me haya reconocido. El apretón de Blair en mi brazo indica que ella está realizando la misma súplica en su mente.
—Vaya, vaya, parece que los rumores eran ciertos. Las mellizas Daynight han decidido volver al campo, y nada más y nada menos que en un equipo como el Raimon .—suelta una risita que hace que mi mano pique por las ganas de estamparla en su cara—. Me habéis sorprendido. No pensaba que caeríais tan bajo.
—Lo que nosotras hagamos con nuestra vida solo es de nuestra incumbencia, no de cualquiera de vosotros. Déjaselo claro a tu jefe .—escupo la última palabra con tanto veneno que hasta el entrenador da un respingo, contrariado por mi tono.
Nos alejamos para colocarnos en nuestra posición. El partido está a punto de empezar y ni Blair ni yo estamos en condiciones de salir. Sabíamos a lo que nos exponíamos si aceptábamos jugar de nuevo, pero eso no hace más fácil el hecho de que nos reconozcan y, lo que es peor, que él se entere de dónde estamos.
Me acerco a mi hermana, la abrazo y logro que se relaje susurrándole palabras de aliento en el oído, convenciéndonos a ambas de que esto va a salir bien. Ya permitimos que nos jodieran la vida una vez y no pienso permitirlo otra vez.
La giro para que me mire y coloco las manos en sus hombros antes de hablar:
—Escúchame bien. Vamos a salir a jugar este partido, vamos a ganar y demostraremos que no necesitamos estar en la Royal Academy para ser las putas amas en el campo; porque te aseguro que lo somos. Recuerda que todos contra los que jugábamos se cagaban de miedo al toparse con alguna de las dos. Somos un dúo imparable y quiero que lo tengas bien claro en tu mente .—asiente levemente y yo me doy por satisfecha, pero añado algo con tono pícaro—. Además, tienes que dejarle claro a ese peliazul con coleta y flequillo que no eres una debilucha .—le guiño el ojo y ella se ruboriza ante la mención del defensa de nuestro equipo al que le echó el ojo el otro día, pero luego me copia la expresión pícara y ya temo lo que pueda soltar por la boca.
—Lo mismo te digo con el erizo de fuego que ignora a todo el mundo.
—Que te jodan.
Ambas nos reímos en el momento en que Mark nos llama para avisar del inicio del encuentro. Nos colocamos en posición, ocupando el lugar de Steve y Sam. Los nervios hacen que me suden las manos y el estómago se me apriete. No puedo estar así ahora, tengo que demostrar que estar meses sin jugar no me ha afectado; sin embargo, la mezcla de ansiedad y emoción me está fastidiando demasiado. Busco a Blair con la mirada, pero está en el otro lado del campo, así que esta vez no puedo contar con que me ayude a relajarme. Sigo metida en mis pensamientos hasta que el pitido del árbitro me alerta, poniéndome en marcha de inmediato.
Los delanteros del Occult se internan rápidamente en el campo sorteando la línea defensiva, permitiendo que uno de ellos chute a puerta con su supertécnica; el aire vuelve a mis pulmones cuando nuestro portero la para sin problemas usando la Mano Celestial. Ahora nos toca jugar a la contra. Intentamos construir una jugada pero, cuando intentan pasárnosla a Blair, Axel o a mí, los contrarios nos rodean para evitar que la toquemos. El único que queda libre es Kevin, quien no duda en aprovechar su ventaja dos veces seguidas para marcar dos goles. Bendito Remate Dragón.
Lanzo una mirada al entrenador y descubro que la técnica oculta del pelirrosa le ha pillado por sorpresa. El Occult saca desde el centro del campo, pero noto algo distinto. Una especie de mantra emana de los labios de su entrenador y, de inmediato, todo el cuerpo se me tensa. Yo ya he estado en esta situación. Pero nunca adiviné cómo narices romperla.
Me preparo para bloquear el paso a los atacantes, pero, cuando vuelvo a mirar, estoy frente a Max. Ha debido de haber algún tipo de error; yo fui a interceptar a su capitán, no sé cómo he acabado frente a un compañero. Un vistazo atrás me permite ver el momento en que uno de los delanteros realiza una técnica que reconozco al instante. Esto no puede estar pasando.
Maldito Bloqueo Espectral.
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Tan compatibles / Axel Blaze y tú
FanfictionNueva vida, nuevo instituto y, posiblemente, nuevo equipo. Esos eran los pensamientos de Grace Daynight cuando decidió trasladarse al instituto Raimon junto a su melliza, Blair. Lo que no se esperaba es que acabaría jugando en el Raimon, un equipo l...