32. Nos suelen llamar los mejores

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Si nunca habéis jugado a un deporte, no tendréis el honor de conocer la sensación después de una victoria importante. El cómo dejas de sentir el latir de tu corazón, tus pensamientos enmudecen y tu respiración se hace casi inaudible gracias a los gritos y aplausos del público, que tiene la creencia de que, cuanto más alto se escuchen sus festejos, eso significará que viven con mucha más emoción el partido. Por eso, cuando todo nuestro equipo se planta en mitad del campo esperando ser recibidos alegremente por los espectadores, las sonrisas y la calidez en nuestros pechos no tardan en aparecer; porque esa es la magia del fútbol. El haber luchado, habernos dejado la piel en el partido sabiendo que, aunque no lo quisiéramos admitir, cabía la posibilidad de que hoy se acabase nuestro recorrido en el Torneo. Y, aun así, lograr algo tan importante como derrotar a la Royal Academy y conseguir un pase para la fase final del Torneo es algo que no se puede explicar con palabras. Para poder entender de lo que estoy hablando, simplemente tienes que vivirlo en tus propias carnes y, solo así, conseguirás entenderlo.

Las lágrimas anteriores vuelven a empañar mi visión porque, joder, echaba de menos esto; añoraba con toda mi alma el momento posterior a una victoria y, por fin, puedo vivirlo de nuevo. Aunque no visto la misma equipación y no tengo el mismo escudo en la camiseta, no cambiaría el hecho de vivir esto junto a mis nuevos compañeros, junto a la nueva familia que he encontrado en el Raimon, porque me encanta. Me encanta mirar a mi izquierda y encontrarme a un Axel sonriente dándome la mano; mirar a mi derecha y encontrar a mi hermana con Nathan al otro costado mirándola como si fuese la cosa más hermosa del universo mientras ella se ruboriza; me encanta mirar detrás de mí y ver a todos mis compañeros sonriendo y disfrutando del momento como un niño jugando por primera vez con un juguete nuevo; y, por supuesto, mi parte favorita es mirar delante y ver a Mark, simplemente a Mark siendo él mismo, disfrutando del fútbol como solo él sabe hacerlo. 

Dios, si me he puesto así de sentimental solo por haber conseguido el pase al Torneo, no me quiero imaginar el desastre de lágrimas que seré si ganamos el Torneo. Porque confío plenamente en que no solo seremos capaces de llegar a la final, sino que seremos más que capaces de ganarla. Al fin y al cabo, somos el Raimon y nunca nos rendimos hasta conseguir nuestro objetivo.

—Ahora vuelvo .—aviso a Axel antes de dirigirme al otro banquillo, donde espera la Royal Academy.

Todos giran la cabeza según me acerco, todos excepto el capitán.

—¡Jude!

Al escuchar mi llamada, el aludido se da la vuelta por fin, abriendo los ojos de sorpresa cuando me tiro a sus brazos en un gesto que no compartíamos desde hace demasiado tiempo.

—Felicidades por la victoria .—susurra en mi oído intentando aparentar felicidad por mí, pero, conociéndole como le conozco, me es bastante fácil notar el tinte triste que hay en su voz.

Me separo de él y, con un rápido vistazo a su cara, confirmo mis sospechas sobre su estado de ánimo. 

—Gracias, Jude. Pero no he venido a que me felicitéis.

—¿Entonces a qué has venido, Grace?

—Siento mucho lo que ha pasado con Ray Dark y que os hayáis quedado sin entrenador. También siento que hayáis perdido este partido, sé que vuestra racha de victorias era muy importante para vosotros y entiendo que ahora estéis devastados, pero de verdad quiero recuperar mi amistad con vosotros y espero que esta derrota no lo impida.

David, Joe y Jude no se molestan en ocultar la sorpresa en su cara al escuchar mis palabras antes de cambiar la estupefacción por unas sonrisas cálidas, iguales a las que nos dedicábamos hace años cuando nuestra amistad era irrompible.

—Grace, nuestra amistad ya está devuelta desde que nos dijiste la verdad de lo que ocurrió, y el que hayamos perdido un partido no va a hacer que nos enfademos contigo .—me tranquiliza Joe.

Tan compatibles / Axel Blaze y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora