ADVERTENCIA: EN ESTE CAPÍTULO VAMOS A TENER CONTENIDO +18. SI NO TE GUSTA ESTE TIPO DE CONTENIDO, NO SIGAS LEYENDO.
Me despierto envuelta en los brazos de Axel. El corazón se me ablanda el ver la sonrisita que me dedica cuando alzo la vista, igual que la primera vez que dormimos juntos antes del partido contra el Instituto Otaku.
Anoche, tras la celebración en el restaurante Rai Rai, Axel me propuso ir a su casa. Cabe destacar que se puso del color de un tomate y tartamudeó varias veces mientras hablaba, lo que provocó mis risas ante lo tierno que se vio. No malpenséis, no hemos hecho nada íntimo. De hecho, en el camino le dije que sería buena idea hacer algo de repostería y de inmediato nos condujo hasta el supermercado para comprar todo lo necesario. Fue muy divertido que, al principio, fuéramos capaces de mantener la concentración en el pastel; sin embargo, poco después acabamos los dos llenos de harina gracias a que se me ocurrió tirarle un poco para jugar, sin saber que él contraatacaría con la mitad del paquete.
En fin, mientras el pastel se horneaba, aprovechamos para ducharnos por turnos y acabé con una camiseta de manga corta que me proporcionó Axel. El hecho de que fuera la que él solía usar de pijama hacía que esta conservara parte de su aroma y, cuando él no me veía, aspiraba el olor característico que tanto he empezado a amar.
Luego vimos una película y debe de ser que en algún momento me quedé dormida, porque lo último que recuerdo es estar tumbada en el sofá con la cabeza en el pecho desnudo de Axel y ahora he amanecido en la misma posición, pero en la cama del rubio.
—Buenos días, Axel.
—Buenos días, preciosa.
¿Acaba de llamarme preciosa con la voz ronca? Joder, acabo de levantarme y aún no tengo las neuronas despiertas como para procesar esto.
Su mano acaricia mi mejilla con ternura y aprovecha para acercar mi cara a la suya, aunque para el avance justo antes de tocarnos. Estoy a punto de protestar, pero él se me adelanta.
—¿Puedo besarte? —emplea el tono más tierno que he escuchado en mi vida, derritiéndome por dentro.
Mis manos cubren sus mejillas antes de susurrar.
—No tienes que pedirme permiso, solo bésame.
No se hace de rogar. Nuestros labios se funden en un beso que nos deja sin aliento y, en un rápido movimiento, me siento a horcajadas sobre él. Un jadeo escapa de mí al sentir cierta parte de su cuerpo. Lejos de avergonzarme, causa tantas emociones en mi interior que temo que se me sobrecargue el cerebro. Si os preguntáis si esto quizás es un poco precipitado, os digo que tengo dieciséis años y, según mi madurez mental, me considero preparada para dar este paso con alguien por quien tengo sentimientos muy fuertes.
Las manos de Axel se colocan, una en mi espalda baja y la otra rozando levemente mi cuello, indecisa. Tomo eso como una pregunta no formulada, así que tomo su mano y la obligo a rodear mi cuello. El rubio duda unos segundos antes de afianzar su agarre, lanzando una descarga a mi vientre. Tras unos minutos consumiéndonos, tomo la confianza suficiente para enroscar mis dedos entre su pelo, tirando de varios mechones. A él parece encantarle la idea, pues emite unos jadeos ahogados y la presión en mi garganta aumenta un poco, aunque sigue permitiendo que respire con total normalidad. La presión del aire pesa sobre nosotros como una capa que nos aísla del exterior. Los jadeos se vuelven cada vez más frecuentes y fuertes. En algún punto, Axel desliza su mano un poco más abajo, agarrando mi culo. Un gemido sale de mi boca cuando me presiona contra él y, sin que él diga nada, mis caderas empiezan a moverse de adelante a atrás. Esta vez es él quien empieza a gemir, haciéndome esbozar una sonrisa arrogante al saber que soy yo la única que le pone así.
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Tan compatibles / Axel Blaze y tú
Fiksi PenggemarNueva vida, nuevo instituto y, posiblemente, nuevo equipo. Esos eran los pensamientos de Grace Daynight cuando decidió trasladarse al instituto Raimon junto a su melliza, Blair. Lo que no se esperaba es que acabaría jugando en el Raimon, un equipo l...