9. ¿No hace demasiado calor aquí?

256 20 3
                                    

Axel y Jack se están entrenando para conseguir una técnica que nos ayude a contrarrestar el excelente juego aéreo del Instituto Wild, y estoy segura de que, si no lo logran durante los entrenamientos, lo harán en el transcurso del partido. No sería la primera vez que se sacan una supertécnica del bolsillo cuando el equipo lo necesita.

—A Jack aún le cuesta un poco aterrizar, pero de altura creo que ya está bien. Ahora toca ver cómo os combináis los dos. 

Todos observamos atentamente cómo ambos corren el uno hacia el otro. Cuando saltan, el rubio intenta apoyarse en los hombros del peliverde, pero este echa una mirada hacia abajo y se tambalea, haciéndolos caer a ambos. 

—¿Qué te ha ocurrido, Jack?

—Es que, yo...

—Tiene vértigo .—completo por él.

—Ya podrías haberlo dicho antes .—se queja Steve. 

—Claro, cuando miraste hacia abajo, cerraste los ojos y te pusiste a temblar. Por eso te caíste cuando intenté apoyarme en tus hombros.

—Pero, si no miras hacia abajo, no tendrás ningún problema .— sugiere Silvia.

—Exacto. Solo tienes que centrarte en Axel y olvidarte de todo lo demás.

—Intentaré seguir tu consejo, Blair .—agradece un aún tembloroso Jack.

Los siguientes intentos acaban de la misma forma: con Jack mirando hacia abajo y fastidiando la técnica. Empiezo a pensar que quizás he confiado demasiado en este equipo.

—Tal y como van las cosas, ¿seréis capaces de conseguir esa nueva técnica a tiempo para el partido? —Nelly nos observa apoyada contra un árbol. ¿Cuánto lleva ahí? Parece que lo suficiente como para darse cuenta de que estamos en serios problemas si no logramos sacar esto adelante—. Me tomé la molestia de encontrar el cuaderno secreto y, al final, no ha terminado sirviendo para nada.

El tonito nos saca de quicio tanto a Kevin como a mí, pero Mark alza una mano en señal de que paremos y no nos entrometamos. Creo que es la primera vez que le veo enfadado y, para qué mentir, da bastante miedo.

—Di lo que quieras, pero yo sé que Axel y Jack lo lograrán; y lo sé porque confío en ellos. Ganaremos el partido.

—Muy bien. Nos veremos allí .—y, sin más, se marcha tan rápido como vino. He de admitir que me cae un poco mal esta chica, pero, como tampoco he tenido la suerte o la desgracia de hablar mucho con ella, no puedo opinar.

Jack, sentado en el suelo, habla con voz temblorosa.

—Capitán, está bien que confíes en mí, pero no estoy seguro de poder lograrlo.

—Lo primero que tenemos que hacer es entrenarte para que no te den miedo las alturas

¿Alguien me puede explicar cómo narices he acabado con un bikini en mitad de una piscina municipal junto al resto del equipo? Ah, sí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿Alguien me puede explicar cómo narices he acabado con un bikini en mitad de una piscina municipal junto al resto del equipo? Ah, sí. Resulta que, como parte del supuesto método que ha ideado el capitán para ayudar a Jack a superar su vértigo, el pobre se ha tenido que subir a un trampolín; así que, cuando dijeron que venían aquí, varios nos ofrecimos a hacerles compañía y, ya de paso, practicar un poco de natación para fortalecer nuestros músculos. Claro que a mí nadie me había informado que acabaría subida en los hombros de Axel metida en una pelea junto a Blair, subida sobre Nathan, contra varios compañeros. El cómo los cuatro hemos formado estas parejas se resume en que, cuando han propuesto jugar a esto y ha llegado el momento de formar equipos de cuatro, los dos chicos nos han elegido casi de inmediato. Cuando me he querido dar cuenta, solo nos quedaba una pareja por derrotar para conseguir una victoria que, obviamente, hemos festejado a lo grande. O al menos estábamos en ello hasta que a algunos les ha parecido una gran idea sumergirse y tirar de las piernas del rubio y el peliazul, llevándonos a mi hermana y a mí como daños colaterales. 

Lo mejor de todo ha sido sentir cómo impactaba contra el agua y, lo primero que veo al abrir los ojos es la cara de Axel a escasos centímetros de mí. No me pasa desapercibido cómo sus ojos se alternan entre los míos y mi boca varias veces, ni tampoco el hecho de que sus manos descansan en mi cintura, acercándome a él lentamente. No sé si son las corrientes del agua o somos nosotros mismos, pero cada vez estamos más pegados, hasta el punto en que mis pechos están pegados a su torso y un ligero movimiento bastaría para juntar nuestros labios. 

Lástima que la falta de oxígeno arruine mis planes de estampar mi boca contra la suya. A regañadientes, emerjo a la superficie y, segundos después, el rubio aparece en la otra punta de la piscina. Trepa por el borde y creo que la mandíbula se me disloca por lo malditamente sexy que se ve haciendo algo tan simple. 

Decido salir también para descansar un poco, pues la espalda me está matando gracias a haber estado más de diez minutos en tensión para evitar que me tiraran. Busco a Blair con la mirada y me siento en la toalla a su lado. Intento mirarla a la cara, pero ella me rehúye, lo que me lleva a recordar algo. Ella estaba encima de Nathan, por lo que, al caerse, habrán acabado en una situación similar a la mía con Axel. Contengo la emoción que me inunda al ver que mi hermana por fin se ha interesado por un chico y, lo que es más importante, que ese chico parece corresponder lo que sea que sienta ella. Me inclino hasta dejar la boca a la altura de su oído y susurro maliciosamente.

—Espero que no tengas sueño, porque, cuando volvamos a casa, no te voy a dejar en paz hasta que me cuentes hasta el último detalle de lo que sucede entre tú y Nathan.

Por unos segundos, permanece en silencio, pero, cuando se gira para mirarme con la misma expresión maliciosa que tengo yo, me temo lo peor.

—Lo mismo te digo, hermanita.

Tras un rato, nos levantamos para cambiar de lugar nuestras toallas, pues la sombra empieza a acercarse y nosotras queremos tostarnos al sol. Colocamos tranquilamente todo en nuestro nuevo sitio, pero, de repente, alguien me toma en brazos como a un bebé y corre conmigo hasta la piscina, tirándonos a ambos antes de que un grito abandone mi garganta y quede amortiguado por el agua. 

Inconscientemente, me aferro al cuello de quien sea que me haya hecho esto. La sorpresa me golpea cuando reconozco a la persona y, sobre todo, lo que estoy haciendo. 

Estoy rodeando el cuello de Axel con los brazos y tengo las piernas alrededor de su cintura, dejando prácticamente nuestros cuerpos sin ningún espacio de separación. ¿Y lo peor de todo? Axel no se esperaba esta reacción, pues las mejillas sonrosadas y el cómo no puede apartar los ojos de mi boca me avisan de que estoy en terreno peligroso. Ahora tengo que decidir si me asusta o me encanta.

Tan compatibles / Axel Blaze y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora