Joder.
Mierda.
Joder.
Cualquier maldición me sirve ahora mismo porque, en este mismo instante, tengo los labios de Axel a unos milímetros de los míos. Se están reproduciendo en mi cabeza las numerosas veces que nos hemos encontrado en esta misma situación y espero que no tenga el mismo final.
Cuanto más se reduce el espacio entre nosotros, más cosas van desapareciendo de mi cabeza. Me olvido de dónde estamos, de lo que estábamos haciendo hace un momento, del motivo por el que hemos acabado en esta situación tan común entre nosotros; incluso me olvido de quiénes somos. Solo tengo en mente que ya es imposible negar que hay algún sentimiento en mí hacia este chico y que, sea lo que sea, me es imposible resistirme a ello. Además, la atracción entre nosotros fue innegable desde un principio, pero no es solo eso, no. Entre Axel y yo hay mucho más que atracción. Hay un chico que conserva su actitud tranquila, callada, misteriosa e, incluso, antisocial y borde y, porqué no decirlo, sin sentimientos. Pero que, en realidad, debajo de toda esa fachada que mantiene para ocultar lo que sea que le atormenta cada día se esconde un chico dulce, amable, detallista, divertido y muy adorable y cariñoso. Ese es el Axel que tengo delante y es el mismo Axel al que quiero besar en este momento.
Me separo de inmediato al escuchar los reclamos de algunos jugadores, pues debemos estar dando un espectáculo digno de cualquier telenovela. Ya estoy empezando a soltar groserías por la boca haciendo amago de alejarme del rubio pero este no parece estar de acuerdo con mi decisión.
Siento cómo una mano toma mi brazo en un firme agarre y tira de mí hasta juntarme con él. Lo siguiente que noto es el fuerte impacto de su boca con la mía y el cómo se desata una explosión de sensaciones en mi interior.
¿Cómo os imaginabais los besos de Axel?
No me digáis que no habíais pensado en ello, porque hasta yo misma lo he hecho.
Pues ahora os puedo dar una respuesta a esa increíble incógnita.
Axel besa de la misma forma en que vive el fútbol. Apasionado. Fuerte. Ansioso. Feroz. Es como si llevara esperando este momento tanto tiempo que las ganas acumuladas han provocado una explosión nuclear entre los dos. Besa sin descanso intentando expresar todo lo que no ha podido decir con palabras y, la verdad, no me siento para nada abrumada con la cantidad de sentimientos que está transmitiendo. Al igual que tampoco me disgusta la forma en que me coloca la mano en la nuca para atraerme aún más a él, pegándonos de tal forma que temo que ninguno de los dos sea capaz de separarse después.
No es mi primer beso. Ni el segundo ni el tercero. Pero, viendo cómo besa Axel, no me cabe duda de que los besos que me he dado antes no eran más que unos entrenamientos. Esta es la mejor sensación que he tenido en toda mi vida y no quiero que acabe nunca.
Para mi desgracia, no siempre los deseos se cumplen y esta es una de esas veces en las que me dan ganas de dar una voltereta y partirme el cuello para acabar con este sufrimiento llamado "que siempre me interrumpan en el mejor momento".
Me separo a regañadientes al escuchar los reclamos de mi hermana pidiéndonos que busquemos un hotel y que no comamos delante de los pobres. Prefiero callarme ante eso último porque las miradas entre Nathan y ella dicen de todo menos amistad. Ya la interrogaré luego sobre eso si consigo acordarme (que quede claro la mala memoria que tengo).
Intento caminar de vuelta a mi posición, pero un brazo me toma por sorpresa, atrayéndome hacia él. Me basta con alzar la mirada para encontrarme con esos ojos negros clavados en mí.
—Que les den a todos. Esto no me lo impide nadie .—susurra a centímetros de mi boca antes de estampar de nuevo sus labios contra los míos en un beso que se supone que es rápido, pero acaba durando otros dos largos minutos.
Cada uno vuelve a sus posiciones aún aturdidos por el arranque de pasión que acaban de presenciar, pero no me pasan desapercibidas las miradas orgullosas que me dedican David, Joseph y Jude, pues todos saben la mala experiencia que tengo en el amor y son conscientes del esfuerzo que he hecho al volver a abrirme a alguien de esa manera.
El partido se reanuda con un toma y daca por parte de ambos equipos, que luchan por aumentar su ventaja o conseguir un chute de motivación en forma de empate, en el caso de la Royal Academy.
Apenas quedan pocos minutos para que se acabe el encuentro y todos estamos visiblemente cansados. Los pinchazos en mis piernas provocan una mueca en mi cara, pero la oculto porque no quiero que me lleven al banquillo. Este partido pienso jugarlo desde el pitido inicial hasta el pitido final, aunque luego duerma tres días seguidos para conseguir recuperar fuerzas.
En un arranque de decisión (o más bien de estupidez, diría yo), Jude se interna en nuestro campo con la rabia y la impotencia de ir perdiendo como combustible para su motor interno. Un grito ahogado se me escapa al ver la locura que se atreve a hacer: usa el Pingüino Emperador Nº2 de nuevo, sabiendo que eso le ocasionará una grave lesión.
Todo el estadio enmudece al ver cómo la supertécnica se aproxima a la portería defendida por Mark. Este usa la Mano Celestial para pararla, pero no es suficiente, pues va retrocediendo poco a poco hacia el interior de la red empujado por la descomunal fuerza del tiro.
Esa aura de rabia mezclada con la brutal decisión del capitán de no rendirse nunca le inyectan tanta energía que se atreve a añadir la otra mano a su técnica, empleando ambas para conseguir parar el tiro de la Royal Academy con éxito.
Los gritos y vitoreos no se hacen esperar, ya que es una hazaña conseguir parar semejante técnica.
Mark hace un pase directo a Nathan y lo siguiente que se ve es una auténtica exhibición de técnicas por parte de mi equipo para lograr hacer un pase directo a Axel y Jack, a quienes se les une Mark por sorpresa para crear una evolución del Trampolín Relámpago, el llamado por Willy Supertrampolín Relámpago (esto de combinar y evolucionar técnicas se nos empieza a ir de las manos). Pero lo que nadie esperaba es que, antes de que el tiro se aproximara a la portería, yo añadiera mi Disparo Solar a la ecuación y, a bocajarro contra el Escudo de Fuerza Total de Joe (la técnica superior al Escudo de Fuerza), Blair finalizase la situación con su Remate Lunar, obteniendo una combinación tan bestial que el portero es incapaz de hacer nada por evitar que su técnica se fracture y el gol se sume a nuestro marcador.
Cuando por fin suenan los añorados tres pitidos que indican el final del partido y, con ello, nuestra victoria y el pase directo a la siguiente fase del Torneo Fútbol Frontier, no puedo evitar que unas lágrimas fugaces amenacen con escaparse de mis ojos.
No sé si es por la victoria, por poder pasar de fase o por el hecho de haber jugado contra el que fue mi equipo desde que me aficioné a este maravilloso deporte, pero una ola de tristeza y emoción a partes iguales me abarca.
Estoy apunto de irme al banquillo para evitar que alguien vea mi estado, pero los brazos de Axel me rodean con fuerza, aportándome esa seguridad que empiezo a necesitar constantemente en mi día a día. Alzo la cabeza con miedo a que se burle de que me ponga a llorar por estas tonterías, pero lo que me encuentro es una cálida sonrisa y una mano que se eleva para limpiar la lágrima que desciende lentamente por mi mejilla izquierda.
—¿Te he dicho alguna vez que eres hermosa?
—No, que yo recuerde .—contesto con una risita.
—Pues, a partir de ahora, me encargaré de decírtelo cada segundo para evitar que se te olvide lo hermosa que eres.
—Axel.
—Dime.
—Creo que estoy empezando a quererte como algo más que un amigo.
—Grace.
—Dime.
—Hace tiempo que dejaste de ser solo una amiga para mí.
***
AAAAAAA *GRITOS INTERNOS ULTRAFUERTES*
Sé que todos esperábamos este momento desde hace mucho, pero me gusta hacer que las cosas sucedan a su debido tiempo. Además, un dicho muy popular en mi país es "lo bueno se hace esperar o se deja para el final" y esto era lo mejor, así que lo he dejado para lo último.
Espero que os guste y nos vemos en la próxima actualización, que no sé cuándo será xD
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Tan compatibles / Axel Blaze y tú
FanfictionNueva vida, nuevo instituto y, posiblemente, nuevo equipo. Esos eran los pensamientos de Grace Daynight cuando decidió trasladarse al instituto Raimon junto a su melliza, Blair. Lo que no se esperaba es que acabaría jugando en el Raimon, un equipo l...