Capítulo 36: Boda

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Gohan

¿Quién se casaba en el siglo XXI? Pues los ricos que querían asegurar sus fortunas y hacer negocios; y, en menos cantidad, la gente realmente enamorada.

Aunque sonara duro, el matrimonio no era más que un trámite legal para poder darle protección monetaria a la pareja en caso de la muerte. Por eso, para mí, no había problema con que los gays se casaran. Ellos también tenían dinero que dejar a sus parejas en caso de que la muerte llegara.

Yo, alguien que, si no fuera por su mejor amigo, no tenía donde caer muerto, no tenía razones para casarme, a menos de que mi pareja fuera millonaria y quisiera dejarme asegurada parte de su fortuna sin necesidad de testamento... Y aun así, yo no creía aceptar un matrimonio.

A veces lamentaba ser tan poco romántico porque no estaba seguro de que estar solo el resto de mi vida fuera placentero. Todo eso se borraba cuando veía a Ashton y recordaba que solo no estaba.

Ashton era lo más cercano que había en ese planeta a mi amor verdadero y, por lo tanto, jamás estaría solo si él existía.

En cuanto a Alaska. Yo no tenía con ella la conexión cósmica que tenía con Ashton, pero la amaba, y aunque yo había estado seguro de que no amaría a una mujer además de mi madre en la vida, me había equivocado.

La ceremonia de matrimonio había sido igual a cualquier otra y aunque me tenté a gritar que me oponía a la unión de Pierce con el traumatólogo, Ashton me mantuvo la boca tapada hasta que los novios se besaron.

La fiesta estaba siendo como esas típicas fiestas de ricos o, bueno, como suponía yo que eran, pues nunca había asistido a ninguna antes. Al menos en la televisión así se veían.

Lamentablemente, yo tenía que estar con los solteros y Alaska y Ashton, quienes por obvias razones no estaba ahí, me hacían falta.

De pronto, mis ojos se fijaron en una dama de honor que caminaba en mi dirección, probablemente buscando su puesto y, para mí suerte, terminó sentándose justo a mi lado.

—Hola —saludó—. ¿Cómo está la comida?

—Buena, aunque prefiero los hot dogs vegetarianos de los carros de la calle —bromeé.

La chica río por mi comentario tan aburrido, lo que me dio esperanzas de conquistarla con mi buen sentido del humor... bueno, el que podía usar con gente que no me conocía y no sabía lo impertinente que podía llegar a ser.

Había calculado que, para la noche, podría logar mi cometido, pero tal parecía que la chica tenía las mismas intenciones que yo, por lo que antes de la puesta de sol ya estaba en un baño con los pantalones abajo recibiendo un oral magnífico.

Por suerte, había llevado una tira completa de condones con sabor para estar seguro. Para el sexo era la única cosa para la que era precavido.

Luego de tener uno de los mejores sexos en un baño con la dama de honor, volví al salón donde ya la mayoría de los invitados estaban sin zapatos y ebrios.

En eso, Ashton llegó a mi lado.

—¿Con quién cogiste?

—La dama de honor pelirroja —contesté en voz baja.

Ambos fuimos a una esquina del salón para conversar más a gusto.

—¿Y Alie?

—Está con otras chicas, hablando cosas estereotípicamente de chicas que a mí no me gustan —respondió—. Intenté que nos quedáramos en el tema de la moda, pero luego comenzaron con experiencias maternales y corrí.

Nosotros contra Los Ángeles [LA #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora