Capítulo 30: Celos Injustificados

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Gohan

No sabía que habían conseguido Alie y Ashton, pero yo tenía unas buenas fotos de idiotas inhalando cocaína como si fueran estrellas de rock.

Aunque no pudiera lograr que los arrestaran o los metieran a prisión con eso, podía filtrarlas con facilidad y al menos hacerlos pasar un mal rato.

Mientras estaba subiendo al tercer piso para ir a ver que había, me topé con Mike Williams y su asistente en el pasillo.

Williams estaba apoyado en el marco de una puerta hablando con su asistente, quien estaba fuera de la habitación. Por suerte, no me habían visto y solo retrocedí para quedar detrás de la pared.

—Me dijo el detective que el juez Johnson sigue en su casa, ni siquiera ha aparecido por la Corte Suprema —dijo la asistente.

—Que bien, me alegra que ese viejo entrometido este tranquilo, pero ahora mismo estoy en un asunto, Lucía —le dijo con un tono molesto—. Hablaremos de ese tema después.

Williams volvió a entrar a la habitación y entonces yo decidí bajar la escalera lo antes posible para lo toparme con la asistente.

Eso me había dejado en claro que Williams tenía que ver con el atentado al señor Johnson, pero no era suficiente para incriminarlo ante una corte.

El idiota era listo, jamás hablaría de sus asuntos ilícitos en un lugar concurrido.

Una vez abajo, salí al patio y divisé a Alie a unos metros, conversando con un actor muy a gusto.

Me quedé observándolos a lo lejos, notando que el tipo sujeto tenía un claro interés en Alaska... un interés que no me agradaba y esperaba que a Ashton tampoco.

Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, Ashton apareció a mi lado.

—Hermano, tengo algo que podría ayu...

—Un idiota le está coqueteando a Alaska.

Ashton me miró extrañado y luego miró a su alrededor, deteniéndose en Alie un momento.

Su vista volvió a mí y me miró con una ceja enarcada y una sonrisa divertida.

—¿Estas celoso?

—Es tu novia, no la mía —dije con molestia.

—Sí, pero yo sé que tú la quieres bastante y, conociéndote, no me sorprendería que estuvieras celoso —dijo.

—¿Por qué no mejor dejas de molestarme y te encargas de Alie?

—Tranquilo, amigo —Ashton me agarró por los hombros y me pegó a él—. Deja que termine lo que sea que tenga que terminar.

Los minutos pasaron y Alaska seguía hablando con el tipo, mientras este cada vez se le acercaba más. La gota que rebalsó el vaso fue cuando se le acercó a susurrar le algo al oído.

Si yo era celoso, Ashton lo era dos veces más.

Ya podía ver como a mi amigo le salía humo de la cabeza, pero no hacía nada porque sabía que esos celos estaban mal. Ashton se tragaba sus celos sin decir ni la más mínima palabra, pero después estaba de malas durante horas.

Cuando por fin Alaska se alejó y se despidió del tipo con un beso en la mejilla, ambos entramos a la casa otra vez y fuimos a la entrada principal, quedándonos justo en el recibidor.

Alaska no tardó en llegar y entonces dijo:

—No logré sacarle nada muy interesante, pero tal vez algo sirva.

—¿Entonces que tanto hablaban? —preguntó Ashton, mirándola directamente.

—Distintas cosas, ya sabes, para despistarlo... le dije que tenía que ir al baño para poder sacármelo de encima —explicó Alie—. Aunque dudo que él sea malo. Es solo un actor secundario, y muy amable también.

Nosotros contra Los Ángeles [LA #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora