Capítulo 26: Miami

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Alaska

-Te juro que estaba por ahí.

Estaba sentada junto a Gohan, estirando mi cuello lo que más podía para ver por encima de los asientos.

Estaba segura de que había visto a Paris Hilton entrar al avión en primera clase, pero desde ahí no veía casi nada y luego de que cerraran la cortina que separaba ambas clases, me terminé por recostar sobre el asiento rendida.

-Tal vez debimos aceptar la oferta de Ash e ir en primera clase -comentó Gohan mirando el tríptico que había en el bolso del asiento de enfrente con las medidas de seguridad del avión-. Uh, el avión tiene toboganes inflables.

-Sí, son para bajar del avión en caso de que caiga al agua y luego sirven como una clase de botes -expliqué.

Yo había viajado varias veces ya en avión, por lo que había leído y oído las instrucciones de vuelo varias veces, pero para Gohan y Ashton era recién su segunda vez.

A diferencia de esa vez, cuando habíamos ido a Alaska, lo habíamos hecho en primera clase, pues ese viaje era mucho más largo y yo tenía dinero para pagar mis pasajes, pero esa vez solo eran unas cuantas horas. No iba a desperdiciar tanto dinero en un viaje. Ashton Johnson era el único ser humano común y corriente que haría tal cosa.

También, la primera vez, Gohan no había prestado ni la más mínima atención a las instrucciones de vuelo, por eso, esa vez estaba tan sorprendido con los toboganes y las mascarillas de oxígeno.

El viaje no fue tan terrible. De vez en cuando me dolía algo el trasero o me aburría un poco, pero nada que no se pudiera sobrellevar.

Tal como al entrar, la primera clase tenía preferencias y bajaba primero, por lo que nos encontramos a Ashton ya en el aeropuerto.

-Paris Hilton me dio su número -comentó, sacudiendo su celular-. Y se despidió con un beso en la mejilla. Jamás volveré a lavar mi mejilla...

Se quedó pensando un momento.

-Mi mejilla izquierda -terminó por decir.

Yo le di un pequeño empujón.

-Ese beso debió dármelo a mí -me quejé.

-Eso te pasa por no hacerme caso.

Ashton me contó que habían conversado Paris y él en el vuelo, mientras esperábamos nuestras maletas y a Twinkle.

Mi gato había tomado un calmante para que no se estresara en el vuelo, por lo que cuando llegó conmigo, estaba dormido en su caja sin problemas.

-Bien, ahora vamos a ir al pent-house -dijo Ashton-. Marco también nos prestó su auto.

-¿También tiene un auto? -pregunté, arrastrando mis maletas hacia afuera.

-No puedes esperar que mi hermano vaya a usar transporte público o taxis tantas veces -respondió Ashton-. Tiene un auto en el estacionamiento y me dijo que, si llegaba a hacerle un rasguño, me mataría.

-¿Y estará bueno? Si nadie lo hace andar, pues se echa a perder -expliqué.

-Un vecino y amigo lo ayuda con eso, a él le debo pedir las llaves.

-Perfecto.

Los tres salimos del aeropuerto y subimos a un taxi que los llevó al edificio.

Apenas puse un pie en el pent-house sentí un dolor de estómago. Todo se veía tan elegante y delicado.

La mayoría de los muebles eran blancos, igual que las paredes, incluso el sillón de terciopelo.

-Quizás deberíamos comprar un plástico y cubrir todo con eso -sugerí nerviosa, mirando todo a mi alrededor.

Nosotros contra Los Ángeles [LA #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora