Capítulo 42: Película de André

1.4K 146 4
                                    

Alaska

Ver a Williams mientras estaba en el estrado me estaba poniendo muy nerviosa, en especial porque aún faltaba que uno de sus abogados me interrogara.

Marco me había entrenado muy bien durante ese mes, pero no sabíamos con exactitud todo lo que me preguntaría o los temas exactos que sacaría para intentar desacreditarme.

—¿Qué sucedió después de que se negara a la cita? —me preguntó Marco.

—Dijo que lo necesitaría para tener oportunidades laborales como actriz y no querría tenerlo como enemigo —contesté.

—Eso es todo, señoría —dijo Marco, yendo a su puesto.

El abogado defensor se levantó de su asiento y acomodó su chaqueta, leyendo algo en su libreta sobre la mesa.

—¿Por qué no puso la denuncia en ese momento? —preguntó.

—Porque no creí que fuera capaz de hacer algo —confesé.

—¿Algo como qué?

—Como destruir mi carrera.

—¿Él le dijo que haría eso?

—Lo dio a entender.

—¿Está segura?

—Era obvio que se refería a eso —respondí ya algo irritada.

—Disculpe, señorita White, no sabía que usted leía mentes.

Marco se puso de pie.

—Objeción.

—A lugar —dijo la jueza.

—Lo retiro —hizo una pausa—. Y si, según usted, el señor Williams destruyó su carrera, ¿por qué no hizo la denuncia cuando comenzó?

—Por miedo... es un hombre millonario y poderoso y yo ni siquiera llevo más de tres años viviendo en California —contesté algo alterada.

—¿Y por qué hizo la denuncia luego de que la señorita Sánchez hiciera una misión en cubierto? ¿No será que quiere conseguir vengarse de mi cliente por el simple hecho de que no consiguió un papel en su película?

—No, claro que...

—¿No será que usted se le insinuó a mi cliente y cuando él se negó lo agredió y ahora quiere seguir lastimándolo?

—Objeción —dijo Marco molesto.

—¡No! —negué yo—. ¡Yo no necesito insinuarme a ningún hombre para conseguir un trabajo y...!

—¿Y por qué entonces no ha trabajado en otro proyecto de Hollywood durante todos estos meses?

—¡Porque el cerdo de su cliente bloqueó toda mi carrera!

—Eso no está comprobado, son rumores, su señoría —alegó el abogado.

—El jurado lo ignorará —dijo la jueza.

—Eso es todo, señoría.

El abogado fue a su puesto también y le dio una sonrisa de superioridad a Marco, quien no parecía del todo contento con que terminara la interrogación.

—Señorita White, puede bajar del estrado.

Salí del estrado al borde de las lágrimas y entonces la jueza dio un receso para retomar el juicio al día siguiente.

Cuando salimos de la corte, Marco me llevo hacia un lado del pasillo, lejos de Williams y su equipo, y me dijo:

—Te dije que te provocaría y no debías hacer caso.

Nosotros contra Los Ángeles [LA #2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora