Apoyada en el lateral izquierdo del coche de Hank, miraba con atención cada rincón de la calle por la que decían haber visto a la androide sospechosa de asesinar a su dueño y llevarse a la hija de este.
Desvié mi mirada a la tablet que llevaba en la mano para informarme un poco más sobre el caso. Al parecer llamaron varias veces para notificar sobre unos atrasos en el cobro de algunas deudas que tenía la víctima. Debido a que las deudas llevaban mucho tiempo sin saldarse y que el dueño, el cual se llamaba Todd, o les daba largas o por el contrario se negaba a atenderles las llamadas, decidieron presentarse en su casa para presionarlo.
Según los testigos, cuando llegaron la puerta principal estaba abierta. Les pareció bastante raro, ya que no parecía haber nadie en la planta baja, preguntaron si había alguien allí pero nadie contestó. En busca de respuestas entraron y buscaron indicios de un posible robo, dadas las extrañas circunstancias. Fue entonces que encontraron el cadáver del hombre tirado en el suelo de la habitación de la niña.
Tenía una herida de bala en el estómago y a juzgar por la profundidad y las imágenes de esta, no parecía haberse disparado desde mucha distancia. Por lo que sabíamos, el arma era propiedad de la víctima.
El caso era realmente extraño, tenía la sensación de que faltaban piezas clave para terminar de armar el puzzle. Me pellizqué el puente de la nariz con un poco de frustración.
Alcé la vista al oír pasos aproximarse. Hank se paseaba por delante del vehículo refunfuñando palabras inaudibles. Miré a Connor, el cual estaba erguido junto al coche, no muy alejado de mi posición.
De camino al distrito de Ravendale el ambiente se volvió un poco tenso. El teniente aún seguía bastante molesto por lo ocurrido en la comisaría y parece que la presencia del androide lo ponía de peor humor. La convivencia sería un poco difícil pero confiaba que con el tiempo empezaran a llevarse mejor.
—Tomó el primer autobús que llegó y se bajó al final de la línea —habló la voz de Connor a mi lado. —No fue una decisión planeada, actuó por miedo.
—Los androides no sienten miedo —argumentó Hank con tono burlón.
—Pero los divergentes sí. Las emociones pueden trastornarlos hasta volverlos irracionales.
Puede que tuviera razón. El androide de Carlos Ortiz se escondió en el desván durante semanas por miedo y desorientación.
—Aún así seguimos sin saber adonde ha ido —Hank se mostraba reticente a admitir que la hipótesis del androide podía estar bastante cerca de la realidad.
—No tenía un plan, ni un sitio adonde ir. Puede que no fuera lejos.
—Tal vez...
Sonreí de lado al ver que al fin había claudicado y dejaba de lado su enfado para mostrarse con más calma.
—¿Han registrado ya la casa de enfrente?
—Todavía no, están mirando en el motel por si se coló allí —respondió el teniente a mi pregunta.
—Puedo ir a echar un vistazo. Podrían haber buscado refugio dentro, ayer llovió mucho.
—Está bien, Avisa si ves algo raro —asintió con un poco de preocupación.
Cuando me incorporé para dirigirme al edificio, la voz de Connor a mis espaldas me detuvo.
—Déjeme acompañarla, detective.
Un poco sorprendida me giré para enfrentarlo.
—No hace falta, puedes quedarte si quieres.
—Insisto. —Parecía bastante decidido en ir conmigo. Supuse que quería investigar el interior por si había alguna pista imperceptible a simple vista sobre el paradero de la androide.

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𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||
RomanceEn el año 2038 los androides son una realidad para la vida cotidiana en Detroit. La tecnología ha avanzado a pasos agigantados y la mano de obra humana poco a poco deja de ser necesaria. Meghan es detective en el DPD junto a su compañero, el tenien...