Tan solo un sonido metálico se escuchaba en aquel ascensor, haciendo que el silencio entre nosotros tres pasara a segundo plano. Connor lanzaba la moneda con maestría, pasándola de un lugar a otro.
«A mí ya se me habría caído a la primera.»
Mis ojos siguieron el pequeño objeto hasta que la mano de Hank lo interceptó.
—Ya me estás fastidiando con la monedita —se la guardó en uno de sus bolsillos.
—Perdone, teniente —Connor no pareció sorprendido por el acto del peliblanco, como tampoco yo. Aunque eso no hacía que me molestara menos. Después de darle una de las conocidas miradas de desaprobación a mi amigo, me giré para confrontar al androide que estaba entre nosotros dos.
—¿Algún día me enseñarás alguno de esos trucos? —le pregunté con entusiasmo.
—Claro. Cuando quieras —aceptó de buen grado, sonriendo ampliamente.
—Por favor...
—Contigo no estaba hablando, malhumorado —hablé sin dirigir mi mirada hacia el cascarrabias, pero sabía muy bien que las quejas seguirían por el resto de la jornada. Antes de que pudiera responder, las puertas del ascensor se abrieron cuando llegamos al piso setenta y nueve. Lo primero que vi fue muchos agentes de policía, pero también algunos que pertenecían al FBI. Si los federales estaban por allí, el tema debía ser serio.
—Hola, chicos —saludó Chris desde la entrada.
—Joder. ¿Pero qué es esto? ¿Montáis una fiesta y no nos avisáis?
—¡Qué desconsiderados! —bromeé.
—Sí, sale en las noticias, todo el mundo quiere meter las narices... Hasta el FBI quiere inmiscuirse.
—Estupendo, tenemos a los federales encima. Sabía que iba a ser un día de mierda.
—Los del FBI son nuestros mejores amigos, como puedes ver —ironicé comentándole a Connor, el cual no pareció entender muy bien el por qué de nuestro desagrado.
—¿Qué tenemos?
—Un grupo de cuatro androides. Conocían muy bien el edificio y su organización parece que fue perfecta. Aún tratamos de averiguar cómo llegaron tan lejos sin que los detectasen.
—¿Hay algún herido? —pregunté a medida que nos guiaba hacia la sala donde ocurrió todo.
—Atacaron a dos guardias en el vestíbulo. Seguramente pensarían que los androides eran de mantenimiento. Los noquearon antes de que reaccionaran. Un empleado de la emisora logró huir y está aún conmocionado. No sé cuando podremos hablar con él.
—¿Cuántas personas trabajaban aquí? —Hank inspeccionó el pasillo de cerca, observando las cámaras de seguridad. Seguramente estaría todo grabado.
—Dos empleados y tres androides. Los divergentes tomaron rehenes y transmitieron el mensaje en directo. Huyeron por la azotea.
—¿La azotea? —me pareció curioso que un edificio así dispusiera de una.
—Sí, saltaron en paracaídas. Trataron de averiguar dónde aterrizaron pero con este mal tiempo no han podido sacar nada en claro.
«Todo parece estar meticulosamente planificado... No han dejado nada al azar.»
Cuando entramos por fin en la sala, nos encontramos con varios agentes peinando la zona. Pero una figura plantada en medio de la sala con los brazos a su espalda nos llamó la atención.
—Teniente, detective, supongo que ya conocen al agente especial Perkins del FBI. El Teniente Anderson y la Detective Wright son los encargados de la investigación por parte de la policía.
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𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||
RomansaEn el año 2038 los androides son una realidad para la vida cotidiana en Detroit. La tecnología ha avanzado a pasos agigantados y la mano de obra humana poco a poco deja de ser necesaria. Meghan es detective en el DPD junto a su compañero, el tenien...