Observé el otro lado de la ciudad, cubriendo mi cuerpo con mis brazos para evitar que el frío calara mis huesos más de lo que ya lo estaba haciendo.
Al oír un sorbo de nariz giré mi cabeza automáticamente a mi lado derecho del banco donde estaba sentada. Hank se limpiaba el rostro con la manga de su chaqueta intentando ser sutil. Ya había pasado a la fase "llorona" de la borrachera.
Supongo que un lugar puede traerte recuerdos que preferirías olvidar.
Posé mi mano despacio en su brazo, al hacerlo este alzó su mirada cristalina para verme. Saqué de mi bolsillo un paquete de pañuelos y se lo di. Lo observó por unos cortos momentos antes de tomarlo. Pasó su mano con rapidez sobre mi cabeza, revolviéndome el cabello.
Su manera de agradecer mi presencia allí.
«Ojalá papá hubiera sido así con nosotras» —pensó con algo de nostalgia mi voz interior, haciéndome recordar a mi yo de 19 años.
Discretamente miré al hombre mayor a mi lado, quejándose de que el papel se le enredaba en la barba.
Esbocé una pequeña sonrisa.
No podemos cambiar el pasado, pero sí podemos disfrutar de nuestro presente.
Por el rabillo del ojo vi que Connor se acercaba al banco por detrás. Hank también pareció notarlo y dejó lo que estaba haciendo, tomando otra botella de las que había comprado de camino aquí.
No me gustaba que bebiera, pero eso era algo que tenía que decidir por su cuenta. Por mucho que le dijera, era como hablar para sordos. Entendí que lo mejor que podía hacer era estar allí para él. De ninguna manera lo iba a dejar solo.
Miré hacia arriba cuando el androide llegó a nosotros. Le ofrecí con un gesto de la cabeza que se sentara a mi lado, pero declinó la oferta con una sonrisa sutil. Estaba serio desde que nos fuimos del club. Cuando bajamos del coche, él se quedó dentro, pensativo.
El ambiente era tenso. Lo podía notar, cada uno en sus monólogos internos.
—Bonita vista, ¿eh? —dijo Hank rompiendo un poco el hielo, para variar.
—Un paisaje encantador —comenté.
—Antes venía mucho por aquí —no se me escapó el detalle que soltó, más que dirigido a mí, al androide. Se estaba abriendo un poco más. Y eso era un esfuerzo a valorar.
—¿Antes de qué? —por supuesto, el castaño era muy avispado y también se había dado cuenta de que algo no encajaba. La diferencia era que yo sí estaba enterada del doloroso contexto.
—Antes... —intentó decir—. Antes de nada —desistió. No podía soltarlo así como así. La herida aún era reciente.
—Es tarde y hace frío aquí fuera —dijo al observarme temblar ligeramente, a pesar de llevar ropa de abrigo. En esos momentos no me habría venido mal la chaqueta de Connor—. Márchense ya a casa.
—No estoy cansado —negó Hank—. Y claro, tú tampoco.
Parecía que lo había dicho con malicia, pero en realidad era más cansancio que otra cosa.
—No estamos avanzando en la investigación —se posicionó frente a nosotros cambiando de tema, con los brazos cruzados, como si pudiera sentir el frío del entorno—. Los divergentes no tienen nada en común. Son todos modelos diferentes, producidos a horas diferentes en lugares distintos.
Se le veía frustrado. Se tomaba muy enserio su trabajo.
—Tiene que haber una conexión.
—Que adoran a ese tal rA9 —añadí.
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𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||
RomansaEn el año 2038 los androides son una realidad para la vida cotidiana en Detroit. La tecnología ha avanzado a pasos agigantados y la mano de obra humana poco a poco deja de ser necesaria. Meghan es detective en el DPD junto a su compañero, el tenien...