𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||

Capítulo 5

Reprimí una exclamación al ver que Hank casi era atropellado por cruzar la calle sin mirar.

«Este hombre no tiene remedio...»

—¿El teniente siempre es así? —preguntó Connor desde la parte de atrás del coche. 

—¿Excéntrico, temerario y malhumorado? Sí —dije irónicamente, riendo un poco. —Deberíamos seguirlo, no es bueno que esté tanto tiempo sin vigilancia. 

Con un asentimiento de su parte salimos del vehículo y nos dirigimos al remolque donde vendían comida para llevar al que solíamos frecuentar en nuestro tiempo libre el teniente y yo. 

Cuando llegamos saludé a Pedro mientras que el androide se colocaba a mi lado. 

—Eh, Meghan ¿te apetece participar? Te seguro que esta vez es la buena —dijo en tono cantarín, intentando encandilarme. 

—No, gracias. Ese tipo de juegos no son para mí —hice un gesto con la mano, quitándole importancia. Las apuestas no son lo mío. La respuesta siempre era la misma, no sé por qué insistía tanto. Para cabezota yo, conmigo no iba a poder. 

—Tú te lo pierdes —después de rechazar su propuesta dirigió su atención a Hank, el cual sí aceptó. Pedro se despidió de nosotros bastante satisfecho y se marchó. 

—¿Quieres algo para tomar?

—No tengo mucha hambre. 

—Da igual, algo tendrás que comer. ¡Que sean dos de lo mismo! 

—Oído, jefe. 

Suspiré agotada. Con ese hombre no se podía razonar. A veces me trataba como una niña cuando en realidad ya tenía mis buenos 28 años. 

—¿Pero a ti que te pasa? ¿Nunca haces lo que te dicen? No tienes que seguirme como un perrito faldero.

«Ya estamos otra vez...»

Connor se había aproximado al lado de Hank y parece que este aún le tenía un poco de inquina.

—Ahora que somos compañeros, sería bueno conocernos mejor para trabajar bien en equipo —el androide intentaba ganarse un poco el afecto del hombre mayor. Pero lo iba a tener complicado. 

—No somos compañeros. Nosotros somos humanos y tú eres una máquina. Anula ese programa de "compañerismo" que te han instalado ¿vale? 

Le dirigí una mirada de advertencia. Se pasaba con sus comentarios hirientes. Me ignoró deliberadamente y el silencio se hizo presente entre nosotros. Al androide parecía no afectarle mucho el comportamiento de nuestro compañero. 

Cuando le dieron el pedido a Hank, nos dirigimos a una mesa con sombrilla para refugiarnos de la lluvia. 

—¡No os dejéis eso aquí! —giré mi cabeza para ver a Connor aún parado frente al mostrador. 

—No te preocupes, nos sigue a todas partes —al decir aquello, el androide vino hacia nosotros. —¿Lo ves?

—Y se llama Connor, por cierto —le recriminé su falta de educación al llamar de esa manera tan despectiva al castaño. 

Cuando se situó junto a mí, me dedicó una pequeña mueca que interpreté como una sonrisa. Le devolví el gesto y me dispuse a comer la hamburguesa que había pedido para mí el teniente. 

—Esa comida les aporta un 1,4 veces las calorías diarias recomendadas y dos veces la cantidad de colesterol. No deberían comerla. 

—Bueno, de algo hay que morir —bromeó Hank mientras comía el primer bocado. Yo reí por lo bajo. 

—Ese Pedro, les ha propuesto hacer una apuesta ilegal, ¿no? —ambos asentimos. —Y usted ha apostado —esta vez solo se dirigió a Hank, el cual afirmó bastante tranquilo. 

—Antes prefiero jugar a la lotería que hacer una apuesta de dudosa recompensa con él, la verdad —bromeé. 

Connor pareció procesar nuestro argumentos y vi como su LED se tornaba de color amarillo para enseguida pasar a celeste. 

—¿Hay algo que quieran saber sobre mí? 

«Con razón es detective. Vaya que le gusta preguntar...» —pensé con ironía. 

—Claro que no. Bueno, sí. ¿Por qué te hicieron con esa pinta de imbécil y esa manera de hablar?

En ese momento podía ver que el teniente no tenía intención de ofenderlo. Su humor era bastante característico. 

—En Cyberlife nos diseñan para trabajar en armonía con los humanos. Mi forma de hablar y mi aspecto se diseñaron con el fin de facilitar mi integración. 

—Pues la cagaron. 

«Discrepo».

—Tengo curiosidad, ¿por qué tu led cambia de color? —hace tiempo que tenía esa duda, ¿y quién mejor para resolverla? 

—Marca nuestra estabilidad en el software. El azul es un nivel normal, el amarillo dicta cierta inestabilidad y el rojo muestra un alto nivel de autodestrucción. 

—Wow, sí que sois complejos. 

—No tanto como ustedes —me sorprendió la respuesta tan desenfadada que me dio. Como si hubiera hecho un intento de broma. Hank pareció ligeramente confundido también. —¿Puedo hacerles una pregunta? ¿Por qué no dejaron que fuera tras la divergente?

—Por que te habrían matado —dije con obviedad.

—Exacto, y rellenar el papeleo es una lata —apuntó mi amigo. 

Después de esa siguieron unas cuantas preguntas más. Tuvo la valentía de preguntarle a Hank si había una razón para que rechazara tanto a los androides. Pensé que este lo iba a tomar a malas pero finalmente le respondió calmadamente. Parecía que íbamos mejorando. 

Pude fijarme con atención en los diferentes gestos del androide. No parecían demasiado mecánicos o premeditados. Sobretodo el giño de ojo que nos ofreció. He de admitir que era encantador...

Cundo tenía la intención de decirme algo, su LED se tornó amarillo y parpadeó varias veces.

«¿Le habrá entrado un virus?»

—Me informan de que hay un posible divergente. Está muy cerca de aquí. Deberíamos ir —dejó de recostarse en la mesa y se enderezó. —Les dejo que terminen de comer. Esperaré en el coche. 

Seguí sus movimientos con la mirada hasta el vehículo. Tenía cierto un aire de misterio que me intrigaba.

—No sé si es cosa mía o que mis ojos ya no ven tan bien como antes. Pero me da la impresión de que te agrada la tostadora andante. 

—Es agradable. Da gusto tener una compañía más positiva ¿no crees? —le dije burlonamente, a lo que él resopló y volvió a su comida. 

Aunque puede que tuviera razón.