𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||

Capítulo 9

Abrí los ojos con dificultad al sentir a alguien mover mi hombro con delicadeza. Miré hacia arriba y me encontré con los ojos marrones de Connor observarme un poco más cerca de lo normal. Se alejó al ver que estaba despierta.

—La próxima parada es la nuestra —me informó.

—Se me ha pasado rápido —miré por la ventana para apreciar que en algún momento de mi sueño había empezado a llover.

—¿Has descansado? —asentí aún mirando el paisaje oscuro alumbrado tan solo por las luces de la ciudad. Era una vista algo bonita, a su modo. 

Cuando me moví para incorporarme noté que algo se deslizaba de mis hombros por la espalda. Al tenerlo en las manos me di cuenta de que se trataba de la chaqueta del androide. Lo miré un poco confusa.

—Noté que tu temperatura corporal era algo baja y supuse que necesitarías entrar en calor —dijo como si nada al intuir las preguntas en mi mirada.

—Oh. Muchas gracias —le agradecí con una sonrisa por el detalle. En realidad era bastante observador y atento. Eso me gustaba de él.

Cuando llegamos a la parada, Connor se encargó de pedir un taxi sin ni siquiera llamar por teléfono. Al preguntarle como lo había hecho me dijo que tenía un sistema desarrollado en su software para hacer ese tipo de cosas. Del mismo modo que podía recibir informes o hacerlos con solo cerrar los ojos. Todo eso me resultaba fascinante.

No tardamos mucho en llegar a la casa de Hank. Nos aproximamos y llamamos al timbre, pero no respondió nadie. En ese momento me maldije por haber olvidado en casa las llaves de repuesto que me dio.

La luz estaba abierta y su coche aparcado en su parcela, así que debía estar dentro. 

—Vamos a echar un vistazo, seguro que podemos entrar por alguna ventana —le dije rodeando la casa para llegar a la parte de atrás. Connor me siguió hasta llegar a la ventana que daba a la cocina, donde provenía la mayor fuente de luz.

Al asomarme sentí como el corazón me dio un vuelco en el pecho. El teniente estaba allí tirado en medio de la sala.

—¡Hank! —lo llamé alarmada, pero no respondía—. ¡Dios mío! ¿Pero qué ha hecho? —me tapé la boca angustiada. Intenté abrir la ventana desde fuera pero era imposible sin hacerlo a la fuerza.

—Meghan, hazte a un lado, por favor —le hice caso. Rompió el vidrio con el codo y de un salto entró en la casa. Se oyó un ladrido bastante conocido para mí y decidí asomarme de nuevo para ver a Connor tranquilizando a Sumo. El perro se calmó y se tumbó en la esquina. El androide me ayudó a entrar y de inmediato me dirigí hacia mi amigo para valorar su estado.

—Otra vez no, Hank —dije en voz baja al ver que había bebido y no muy lejos de él se encontraba su revolver. Lo había vuelto a intentar hasta desvanecerse por la borrachera...

—Teniente —habló mi compañero a la vez que le daba golpecitos en la mejilla para que volviera a estar consciente, pero no sirvió—. Somos Connor y Meghan, despierte —no hubo reacción por su parte hasta que Connor me sorprendió al darle una bofetada, la cual logró espabilarlo—. Por su bien haremos que vuelva a estar sobrio. Se lo advierto, será poco agradable.

—¡Déjame en paz, puto androide! ¡Salid de mi casa, joder!

—Creo que no se va a poder, Hank —le dije posando mi mano en su espalda para evitar que se cayera hacia atrás.

—Lo siento, teniente, pero lo necesitamos. Le agradezco de antemano su colaboración.

Ayudé a levantarlo y entre los dos lo intentamos llevar hasta el baño, aunque este se resistía como podía.