𝐀 𝐆𝐥𝐢𝐦𝐦𝐞𝐫 𝐎𝐟 𝐇𝐨𝐩𝐞 || 𝐂𝐨𝐧𝐧𝐨𝐫 𝐱 𝐎𝐜 ||

Capítulo 20

Connor's Pov

Caminé entre los divergentes como si fuera uno más. Había muchos, seguramente miles. Paseé la mirada cuidadosamente por el lugar. 

Después de bajarme del tren en la estación y seguir las pistas que llevaban a Jericho, descubrí que en realidad el refugio que habían tomado era un carguero abandonado en el puerto, bastante bien escondido. 

Pude reconocer varios rostros entre la multitud. Las Tracis que habían escapado del Club Edén andaban por allí, justo en la barandilla del piso de arriba. Debía ser precavido y no llamar la atención. 

Había pantallas por todas partes, siguiendo las noticias. Algunos se paraban a escuchar lo que decían los reporteros. Al parecer, los androides se habían revelado contra sus dueños y en represalia muchos humanos tomaron cartas sobre el asunto, quemando o destrozando a todos los que veían por la calle. La situación estaba llegando a niveles críticos. 

En el centro de la sala había una gran mesa con estanterías alrededor, algo parecido a un centro de reunión. No se me pasó por alto la gran cantidad de explosivos que había allí. 

«Esto no pinta bien.»

Decidí no perder mucho más el tiempo, debía encontrar a Markus lo antes posible. Costara lo que costase... 

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Meghan's Pov 

—Debe ser aquí.

Miré el gran barco que teníamos en frente. Un carguero aparentemente en desuso y bastante viejo. 

—Bueno, tiene pinta de guarida secreta —ironizó Hank. Vimos a varias personas entrar por una puerta pequeña que había al otro lado. Por el sigilo que llevaban, deducí que debían ser divergentes. De camino hacia allí, habíamos oído cosas terribles por la radio. Muchos androides estaban siendo llevados a campos de concentración para desactivarlos y acabar con ellos—. ¿Estás segura de que no quieres que te acompañe?

—No te ofendas, Hank, pero no tienes mucha pinta de androide —reí.

—¿Por qué dices eso? 

—No he visto a muchos androides que aparenten tu edad, para ser sincera.

—¿Me acabas de llamar viejo? —dijo en tono ofendido.

—No, hombre maduro, no es lo mismo —me acerqué a él, rodeando el vehículo, y le di un codazo amistoso. 

—¿Lo llevas todo? —me levanté un poco la chaqueta para que viera la pistola que llevaba ceñida al cinturón. Me miró orgulloso, me había enseñado bien—. Muy bien, pues te espero en casa. Cuando toda esta mierda acabe necesitamos tomarnos unas vacaciones.

—Me parece que te las han adelantado —dije, refiriéndome a los días que debía quedarse fuera del departamento por desacato a la autoridad. 

—Unas de verdad, joder —me giré para verlo cara a cara—. Te me cuidas —señaló con el dedo.

—Sí, señor. Luego te veo. —le hice una seña con el pulgar antes de salir de nuestro escondite. El coche estaba aparcado justo detrás de unas vigas, para evitar que nos vieran llegar con las luces. Hacía tan mal tiempo que empecé a sentir el cambio de temperatura brusco entre estar en el interior de la tartana que manejaba Hank a caminar en medio de una ventisca.