Capítulo 6

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CALEB

Cena familiar.

Dylan y Mitch traen su tarta especial de chocolate; esa que ocultan creyendo que ninguno de "los pequeños" sabemos que existe. En la mesa Hayley y Zoey no paran de parlotear sobre alguna estupidez que alguno hizo en clase de ciencias. Dakota ha traído su incienso y agua salina purificante del mar muerto. Deon no deja de hablar con Matt sobre el último partido del equipo de futbol del instituto. Derek, por supuesto, escucha las nuevas investigaciones de Dylan en su nuevo laboratorio de Shanghái. Shine mira embobado a Sara que explica y muestra su nuevo tatuaje en la cadera, mientras Lily simplemente abraza a su novio del mes, Jake; loca pelinegra. Tia Linda reprende a Parker por no traer absolutamente nada de comer; este le responde con un simple nuestra presencia hace que todo sea mejor, mi amor. Linda se cabrea más. Mi padre está en la barbacoa haciendo la carne y las verduras. Y mi madre, mi madre está a mi lado observando junto a mí la locura semanal que se propaga en nuestra terraza.

- Siempre podemos huir e ir a un McDonald mama- le digo sonriente mientras veo su horrorizada expresión, pensando en cómo quedará su sitio favorito de toda la casa. Me observa durante unos segundos, y sé que está analizando mi propuesta, sin embargo la declina con una negación de cabeza y vuelve a pasarme el cigarro compartido que hemos encendido.

- En todo caso podríamos echarlos a todos de aquí y pedir una pizza para dos cariño- dice sonriente. Paso mi brazo por sus hombros y beso su cabeza.

- ¿Les harías eso a papa y Hays?

- Tu padre sería el primero en salir por esa puerta, esta es su idea. Una cena a la semana, ¿está loco?- reímos y recupero el cigarro al ver como deja de aspirarlo- Esto es importante para todos nosotros, tanto adultos como para los no tan adultos- añade codeándome.

Y sé exactamente a que se refiere, por lo que simplemente asiento y sigo observando con una sonrisa la escena. A veces, realmente necesito que me lo recuerde.

Familia.

Es importante, porque esta es nuestra familia. Nunca conocí a mis abuelos maternos, pero añado qué, no me causa ningún estrago emocional el haberme perdido de ello. Debían de ser tal para cual. Lo poco que escuché de ellos era simplemente trágico y nauseabundo. Mi abuelo está por ahí, en algún lugar, lejos. Y no pienso desperdiciar un segundo de mi vida en querer tenerlo en ella.

Por eso, aunque en realidad existan poco lazos de sangre verdaderos, estas personas de aquí, son por quienes me interpondría entre una bala y cada uno de ellos. Excepto por Deon, tal vez. No, es broma.

- ¿En qué piensas, cariño?- me saca mi madre de mis pensamientos. Sonrío.

- En qué carne probare primero- ella me sonríe, sabiendo que en realidad es mucho más profundo. Besa mi mejilla y se levanta con el llamado de mi padre.

Veo como nada más llegar, él besa sus labios, y su mirada, es de pura admiración, la misma que recibe. Nunca nos ocultaron todo lo que pasaron por estar juntos. Todavía recuerdo despertar por la noche y escuchar a mi padre gritar en su habitación por los recuerdos de la guerra. Era escalofriante, pero a los pocos segundos paraba, siempre supe que mi madre era el ancla que lo sujetaba a la tierra. Pocos años después del nacimiento de Hays, las pesadillas nocturnas desaparecieron. O por lo menos los alaridos de dolor.

Tengo que admitirlo, soy un niño de mamá, mientras que Hays es más una niña de papá. Entro en un bucle de pensamientos y la conclusión, como siempre, es que jamás los cambiaría, a ninguna de las personas que tengo frente a mí, que me rodea.

- Te veo pensativo hermanito- Hays toma el asiento de mi madre y yo recupero la postura que tenía con ella pasando un brazo por sus hombros y tirando la colilla prácticamente consumida del cigarro.

- Solo...ya sabes, pensando.

- Ten cuidado- dice con preocupación para luego extender sus labios en una sonrisa- no queremos que salgas de tu rutina estúpida y salten pequeñas chispas en esa cabeza tuya.

- Ja, ja. Muy graciosa enana.

- Yo también pienso en ello a menudo- dice. La miro esperando una respuesta un poco más contundente, pero ella señala hacia el frente con su barbilla. Si, también piensa en ellos.

No es una familia muy normal. Pero es nuestra familia.

BAMBI JO

Alec y Collin preparan la mesa en el comedor junto a la cocina. La verdura preparándose en la cazuela mientras suena en el estéreo algo de Johnny Cash y yo trato de tararearla. Billy llegará pronto de la universidad, y suele llegar tan agotado que tratamos de tener todo preparado.

Cuando la puerta de entrada se abre los gemelos saltan de sus asientos para correr hacia su padre y yo saco los platos para comenzar a servir la cena. No soy una gran cocinera, pero trato de mejor y aprender nuevas cosas con el libro de recetas de Catherine. Tras unos meses después de su muerte, la comida precocinada y para llevar comenzaba a sabernos como la ceniza. Billy no tenía tiempo para pasarlo en la cocina, y yo descubrí que era un buen escape, me relaja. Cuando escucho pasos que entran en la cocina, saco el pastel de manzana que preparé esta tarde con la fruta del árbol que plantamos en la parte trasera.

Esta vez tocaba, como nosotros lo llamamos, manzanas Collin. Cinco manzanos, unos por cada miembro de la familia. Fue decisión de Catherine, era una de las tres cosas obligatorias en la vida; plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Bien, esos dos últimos eran un poco desconcertantes por ahora. Asi que yo cambié el escribir un libro por hacer un coche desde cero. Tampoco va bien esa parte y la del hijo...esperemos que tarde muchos, muchos años en hacerse realidad.

- ¿Qué tal el día Bambam?- pregunta Billy.

- Muy bien, los chicos se portaron bien, el taller marcha a la perfección y la escuela...es escuela- termino sonriendo y haciendo sacándole una risotada.

- Eso está bien hija- en realidad me encanta cuando me llama hija- Y veo que has preparado incluso un postre- besa mi cabeza y comienza a coger los platos ya servidos- Todo huele fantástico.

La cena transcurre con las mil y unas historias de Alec y Collin en la escuela, cuando comienzan a hablar no es posible callarlos, se emocionan y a la vez que narran sus pequeñas travesuras y aventuras sus manos imparables escenifican cada pequeño detalle. Sus sonrisas son contagiosas y las risas no se hacen esperar.

A las diez de la noche los niños se van a la cama para intentar dormir, y digo intentar, porque puede llegar a ser una locura sin han tomado algo dulce o un poco de cafeína. Son dos terremotos en acción.

Termino de recoger todo lo que puedo en la cocina, dejando más o menos las cosas preparadas, para qué cuando Tere, la limpiadora, llegue mañana no tenga que volverse loca por el desorden. Una vez terminado todo, voy hacia el salón donde Billy acaba de sentarse, beso su mejilla y me despido hasta mañana.

- Buenas noches hija.

Mi cama, mi nube de comodidad, mi pedacito de cielo. Tiro de los cobertores para poder entrar en ellos y recojo el ordenador del suelo para buscar nuevas piezas que necesitamos en el taller. De no ser por mí, esta semana sin Perkins sería un fiasco total. Marcus es buen mecánico, no puede negarse lo evidente, pero es un completo desastre en todo lo demás. Aunque siendo mí, prácticamente, único amigo, si puedo llamarlo así, no puedo trasmitirle con plena sinceridad mis pensamientos.

Como mi almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora