≡ ◠ 𝕻ASIÓN 𝕯E 𝕲AVILANES ;
‹ . . . temporada dos ˒ ❜
🐴 ↷〘 ♡ ⌇ Eleonora Meyer supo
desde el primer momento en que
miró a León Reyes que él sería su
más grande perdición, pero aún
así, ese desastre la atrapó desde
el...
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Cuando el novio de Gaby nunca llegó, los ánimos de la misma habían decaído hasta cruzar el suelo. Intenté lo que pude, pero no conseguí hacer que recuperara su bonita sonrisa.
── ¿Quieres que nos vayamos de aquí?──le había preguntado.
Ella negó, bebiendo de su copa.
── No quiero arruinar tu noche.──murmuró, triste.
── No la arruinarás, porque la verdad, estoy cansada de estar aquí.──fui sincera, haciendo una mueca divertida.
Gaby me miró, y al minuto, asintió con la mirada un tanto humedecida.── También quiero irme.──gimió, a un paso de echarse a llorar──, Nino siempre me hace esto, y estoy cansada.──sollozó, llevándose las manos al rostro.
No pude hacer más que rodearla con mis brazos, llevando su cabeza a mi pecho para que se sintiera apoyada. Dolía verla llorar, era mi amiga y le había comenzado a querer bastante.
── Tranquila.──susurré, acariciando su cabello con delicadeza. Por suerte, las personas a nuestro alrededor no nos ponían atención, bailaban o bebían, y cada uno se hallaba en su propio mundo.── Vámonos de aquí, Gaby.──la alenté.
Ella asintió, saliendo de mis brazos para limpiar su rostro húmedo y levantarse. Ubiqué a los mellizos con la mirada, viéndolos muy entretenidos con aquellas chicas mientras bailaban.
Sería un problema grande acercarme para decirles que nos iríamos.
── Los mellizos...──comencé a decir.
── No creo que quieran irse.──dijo Gaby, con su voz rota──, pero vamos a decirles.
Tomé su mano y caminamos hacia los mellizos, chocando con algunas personas en el camino, pero no solté la mano de mi amiga ni ella a mí.
Apenas nos notaron cuando nos detuvimos frente a su mesa, y el primero en vernos, fue León. Siquiera le miré, estaba furiosa por los celos que sentía y no quería alborotar más sentimientos al verlo a los ojos.
── Nosotras nos vamos.──informó Gaby, sorbiendo su nariz.── ¿Se quedan o vienen con nosotras?──quiso saber.
── ¡Nos quedamos!──aulló Erick, abrazando de la cintura a la chica que, en pocas palabras, estaba colgada de él.
No me agradó la respuesta, porque por más que les tuviera desagrado, me preocupaba que estuvieran demasiado ebrios como para regresar a la hacienda. Podría pasarles cualquier cosa, y mis padrinos no me lo perdonarían. Y, León era mi debilidad.
