≡ ◠ 𝕻ASIÓN 𝕯E 𝕲AVILANES ;
‹ . . . temporada dos ˒ ❜
🐴 ↷〘 ♡ ⌇ Eleonora Meyer supo
desde el primer momento en que
miró a León Reyes que él sería su
más grande perdición, pero aún
así, ese desastre la atrapó desde
el...
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Había tenido una noche terrible; repentinamente, había sufrido un ataque de tos que me llevó inmediatamente al sanitario. Cuando amaneció, tenía grandes ojeras y no me sentía bien, la falta de sueño me había provocado una asquerosa y repugnante jaqueca.
Tuve la tentación de faltar a la facultad, pero después recordé que Gaby me presentaría a su novio ese día y, me armé de fuerzas para asistir. Sólo esperaba que no volviera a plantarla como esa noche en el bar, y desde el cual había pasado una semana.
Cubrí con maquillaje las ojeras antes de salir de la habitación para evitar las preguntas, sin embargo, eso no eliminó que todo mi rostro gritara cansancio.
Como todas las mañanas, me encontré a mi madrina sentada en la estancia.
── Buen día, Leo.──sonrió.── ¿Desayunamos?──preguntó con alegría.
Inmediatamente negué, sabiendo que con el malestar que me cargaba sería una muy mala idea introducir comida a mi estómago cerrado.
── No tengo apetito, madrina.──murmuré.
── ¿Está todo bien, cielo?──de pronto, se veía demasiado preocupada por mí, y sabía perfectamente la razón.──, sabes que debes mantenerme al tanto de todo.──me recordó.
── No tuve una buena noche, es todo.──susurré, creyendo que las paredes podrían escuchar.
Norma acarició mis brazos, apretando los labios con sumo pesar.── ¿No sería prudente hacerte una cita médica?──me preguntó, cautelosa.
Agrandé los ojos con horror, negando con la cabeza inmediatamente. Los hospitales eran lo último que quería pisar en la tierra, pues luego de haber pasado gran parte de mi vida en ellos, los repudiaba.
── Confía en mí, madrina.──pedí, forzando una sonrisa.──, en cuanto eso sea lo que necesite, te lo diré. Mientras tanto, estas cosas son normales para mí...──la tranquilicé.
A punto de llorar, mi madrina me envolvió en un amoroso abrazo. Sentí su tristeza y me conmovió mucho.
── No sabes cómo me gustaría poder ayudarte de alguna otra forma.──susurró en mi oído, entristecida.──, eliminar eso.
Pronto me separé de ella con delicadeza, alcanzando sus manos para apretarlas entre las mías mientras le hacía verme a los ojos.
── Haces más de lo que crees, madrina. Me haces más feliz de lo que he sido en toda mi vida, y no exagero.──dije, desde el fondo de mi corazón.──, me haces sentir... libre y normal. Me has dado lo que siempre quise, todo lo que mis padres me prohibieron por mi condición, y no sabes cuánto te agradezco por ello.──confesé.
