≡ ◠ 𝕻ASIÓN 𝕯E 𝕲AVILANES ;
‹ . . . temporada dos ˒ ❜
🐴 ↷〘 ♡ ⌇ Eleonora Meyer supo
desde el primer momento en que
miró a León Reyes que él sería su
más grande perdición, pero aún
así, ese desastre la atrapó desde
el...
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El abuelo de Nino era un encanto; recibió nuestros obsequios con humildad, mostrando su enorme agradecimiento cada que se le daba la oportunidad.
Me causaba tristeza notar la situación en la que vivían, y quise ayudar más, quise construir un futuro bueno para aquel señor y sus nietos, que suponía eran niños pequeños.
── ¿Hay bebés aquí?──pregunté al escuchar unos balbuceos, adorables si debía ser totalmente sincera.
El señor Emilio formó una sonrisa, asintiendo débilmente.
── Un niño pequeño.──aclaró, amablemente──, son mis nietos, no de sangre, pero les amo como tal.──explicó, llenándome de dulzura.
Erick se emocionó al escuchar que había un niño pequeño, a lo que dio un paso hacia adelante y abrió las puertas que daban a la habitación.
Dentro había una bella mujer de tez morena, labios gruesos y cabello negro, con un niño de cuatro años en brazos. Ambos eran muy parecidos, muy lindos.
León compartió una mirada conmigo al notar que Erick se quedaba tieso, embelesado mirando a la joven.
── No se asusten, no son personas malas.──se apresuró en decir el señor Emilio, avanzando hacia sus nietos para tomar asiento a su lado──, nos trajeron dinero y mercado.
La muchacha me miró, pero al ver a los mellizos detrás de mí su expresión se tornó atemorizada.
── Abuelo, por favor, que se vayan.──pidió ella, en voz baja──, no queremos ver a nadie, que se vayan.──volvió a pedir.
Quise tomar a los mellizos para marcharnos de la habitación, sin querer continuar incomodando y asustando a la muchacha. Sin embargo, Erick me tomó por sorpresa cuando habló:
── Hola.──dijo suavemente──, todo lo que trajimos es de parte de Nino con mucho cariño.
Ella continuó tensa, mirándonos con una gigantesca desconfianza y temor.
── Tranquila, mi niña.──le dijo don Emilio, tocándola en el brazo.
── ¿Ustedes quienes son?──insistió Erick, siendo delicado.
León le tocó el hombro, echándolo suavemente hacia atrás para evitar que la muchacha saliera corriendo o algo peor que eso.
── Erick, está asustada.──le dije en voz baja, haciéndole entrar en razón──, no digas nada.──pedí.
── Ellos son hermanitos.──contó Don Emilio──, cuando los encontré estaban aterrados, acababan de asesinar a sus papás...──explicó, y aunque me pareció imprudente que lo dijera delante de ellos, entendí la razón de sus actitudes.
