≡ ◠ 𝕻ASIÓN 𝕯E 𝕲AVILANES ;
‹ . . . temporada dos ˒ ❜
🐴 ↷〘 ♡ ⌇ Eleonora Meyer supo
desde el primer momento en que
miró a León Reyes que él sería su
más grande perdición, pero aún
así, ese desastre la atrapó desde
el...
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── ¡Leo, mi amor!──chilló mi madrina al verme, corriendo en nuestra dirección.
La policía también había llegado, pude ver que hablaban con Sarita y un hombre que, en ese momento me daba la espalda, de forma que no pude reconocerlo.
A pesar de que no hubiera querido, León me depositó sobre mis pies, pero manteniéndose a mi lado. Esto permitió que Norma me apretara entre sus brazos, llorando de alivio y alegría.
── Estoy bien, madrina.──traté de calmarla. Ya no mentía, gracias a que León me había llevado en brazos mi respiración se había normalizado y no corría el riesgo de sufrir algún ataque.
Norma se separó para verme el rostro y se puso muy nerviosa al ver la sangre seca.── ¿Y esta sangre?──jadeó, asustada.
Vi a los demás integrantes de la familia acercarse, aliviados de verme sana.
── Fue un golpe, nada grave; lo prometo.──aclaré, notando que mis manos lucían muy mal con aquella sangre seca.
Gaby me abrazó en cuanto pudo, y me sentí terrible al verla destrozada.
── ¿Estabas con Nino?──preguntó, temblando.
Erick no me permitió contestar, pues habló antes de que pudiera.
── Sí, está lastimado, pero la ambulancia viene en camino.
Mi amiga volvió a alterarse e hice una mueca de tristeza y dolor, recordando la forma en que habían golpeado a Nino. Sin embargo, reaccioné cuando alguien comenzó a llevarme al interior de la casa, alejándome de la multitud.
── Ven, cariño.──se trataba de mi madrina, que me llevó directamente al baño y nos encerró.
Ella limpió la sangre de mi rostro con delicadeza, lavé mis manos y el tono carmesí desapareció de mi piel. Estaba tan angustiada, tan aterrada por Nino, tan impactada por lo vivido.
── Gracias, madrina.──susurré.
Salimos del baño con ella abrazándome, negándose a soltarme por nada. Inmediatamente, noté la presencia de León esperándonos y sentí las dichosas mariposas en mi estómago.
── ¿No te duele nada, Leo?──me preguntó, acercándose.
Negué, sabiendo que mi madrina también tenía esa duda.
── Estoy muy bien.──aseguré.── ¿Que pasó con Nino?──quise saber.
── Están estabilizado, pero deben llevárselo al hospital cuanto antes.