Hace 5 meses
-No te costaba nada avisarme que ibas a venir a la casa – se lo dije mientras me paraba en el umbral de mi cuarto mientras él permanecía echado en mi cama.
-Estaba cerca y quería recoger unas cosas, no creí que te ibas a molestar por venir un rato.
-No me molesta que hayas venido, lo que sí me causa incomodidad que estés echado en mi cada y sin ropa.
-No estoy desnudo, solo me quité la camisa, he tenido un día muy agotador, vi la cama vacía y me dio ganas de descansar.
-¿Y cómo explicas que estés sin camisa? Ahora me vas a decir que no puedes echarte con ropa en la cama.
-Lo de la camisa tiene otra explicación, se me cayó un poco de jugo y se me manchó, quise buscar ropa, pero no encuentro nada de mis cosas. Además, estaba muy cansado y decidí descansar un rato.
-Eres un pésimo mentiroso, si quieres te traigo tu ropa, lo que dejaste está en una maleta en la lavandería.
-¿Harías eso por mí? Que linda persona eres – su comentario irónico solo estaba haciendo que mi enojo aumentara.
-Haría todo lo que estuviera a mi alcance con tal que te vayas.
-Sabes que eso no es cierto, creo que siento un poco de temor – fue levantándose de la cama, sabía cuáles eran sus intenciones.
-Cree lo que quieras, pero sal de mi cama y retírate.
-Nuestra cama o ¿ya cambiaste de colchón?
-No sé a dónde quieres ir con esto, pero vete por favor – realmente me estaba poniendo nerviosa.
-¿Me tienes miedo? – me preguntó mientras se acercaba a mí. Su actitud hizo que fuera retrocediendo lentamente, pero de pronto me golpeé contra la pared, no tenía escapatoria.
-Sabes que no, solo que me incomoda tu presencia, ya no hay motivos para que estés acá - traté de sonar lo menos asustada posible, pero él me conocía muy bien y sabía lo que estaba sintiendo.
-Pues, no te creo. Tú también eres una mala mentirosa – lo dijo mientras daba un ligero toque a mi nariz – por cierto, hoy estas muy bonita, esa blusa te queda muy bien, aunque no me agrada mucho la idea que se trasluzca tu brasier.
- ¿Y crees que porque no te agrade que se trasluzca me la voy a dejar de poner? No entiendo qué ganas con todo esto y más porque sabes que nunca dejé que me dijeras que debía ponerme – definitivamente estaba perdiendo la paciencia con él – sabes que Rodrigo, mejor quédate, la que se va soy yo - traté de alejarme, pero ya había cogido uno de mis brazos.
-Suéltame Rodrigo.
-No lo haré, ahora lo que menos quiero es alejarme – mientras una de sus manos cogía mi brazo, la otra me atraía hacia su cuerpo.
-Es mejor que te vayas – trataba de zafarme de su agarre, pero sabía que era imposible.
-No, no es lo mejor y lo sabes muy bien – rápidamente se apoderó de mi boca y aunque pensé en alejarlo, no lo hice, extrañaba demasiado sus besos y no sé cuánto tiempo llevábamos besándonos, me había hecho mucha falta.
-Lo siento – no entendí porque se disculpaba, pero luego todo fue tan claro, había roto mi blusa – no puedo dejar que otros vean lo que es mío, lo que yo he tocado y sigo tocando – ese comentario había matado toda la emoción que sentía en ese momento.
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Mi decisión
RomanceEmma estaba felizmente casada, tenía un buen trabajo, era una mujer con una vida tranquila. Sin embargo, todo cambio cuando su esposo le pidió el divorcio. Ella deberá afrontar las consecuencias de sus decisiones y entender que nunca más estará sola.