Hoy cumplía seis meses, había pasado tanto tiempo y yo aún sentía que fue ayer cuando me enteré de mi embarazo. El miedo que pasara algo se iba incrementando, faltaban tres meses para verla, estaba muy emocionada y ansiosa a la vez. Tenía sueños con una bebé entre mis brazos y aunque no podía ver su rostro, estaba segura que era mía.
Mi relación con Rodrigo había mejorado, discutíamos muy poco, la mayoría de veces era por su sobreprotección, a veces sentía que me hostigaba con tanta preocupación y otras lo quería cerca, porque era él único que entendía por toda la transición que estaba pasando.
Después del último susto que tuve, Rodrigo decidió dejarme y recogerme del trabajo, se aseguraba que entrara a mi oficina y recién se iba, en otro momento hubiera pensado que era exagerado, pero ahora todo era distinto.
Había terminado mi segundo trimestre de embarazo y me tocaba cita con Gaby, así que mientras esperaba que Rodrigo me recogiera decidí a revisar unos reportajes que estaban próximos a publicarse. Estaba tan concentrada que no me percaté que él había ingresado a la oficina y me asusté cuando tosió para llamar mi atención.
-Debe ser muy bueno ese texto para que no te hayas dado cuenta que ingresé – usó su sonrisa seductora, él sabía cuánta influencia tenía en mí.
-Sí, lo está, explica cómo se debe realizar el sexo en el embarazo para no perjudicar el bebé – apenas lo dije, ya lo tenía al lado y me había quitado las hojas – mentirosa, acá habla de las consecuencias en el uso temprano de la tecnología.
-Fue muy gracioso ver tu expresión.
-No es gracioso, pero ¿por qué estabas pensando en eso?
-¿Pensando en qué? – me di cuenta que mi broma me iba a pasar factura.
-En el sexo durante el embarazo, sabes que estoy disponible.
-Un chiste se convirtió en una proposición.
-Puede ser – se había acercado peligrosamente, su cara estaba a pocos centímetros de la mía.
-Creo que no es lo adecuado, confundiría las cosas.
-¿Confundirlas? No lo creo, yo solo estaría realizando una buena acción, ayudaría a la mamá de mi bebé a satisfacer sus necesidades.
-Eso suena a un esfuerzo.
-Te aseguro que no.
No pude responder porque Rodrigo ya me estaba besando y esta vez no tuve ganas de alejarlo, mas bien quise que se acercara lo más posible y que me haga sentir plena, como siempre lo había hecho.
-Amor, ponle seguro a la puerta.
Rodrigo se sorprendió al escucharme, hace mucho tiempo no le decía amor, había dejado de decírselo desde que me pidió el divorcio, por eso me besó con mayor pasión y decidió que lo acompañara a ponerle el seguro, temía que cambiara de opinión.
Decidimos que lo más cómodo era que me pusiera a horcajadas, así él podía ayudarme a mantener el ritmo. Había pasado tanto tiempo desde la última vez, que sentí molestias cuando ingresó, pero él era muy cuidadoso conmigo, así que esperó a que me acostumbrara para iniciar con los movimientos.
Era la primera vez que lo hacíamos en esa oficina, fue absolutamente placentero, ambos silenciamos nuestros gemidos con la boca del otro y cuando terminamos lo único que queríamos era permanecer juntos.
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Mi decisión
RomanceEmma estaba felizmente casada, tenía un buen trabajo, era una mujer con una vida tranquila. Sin embargo, todo cambio cuando su esposo le pidió el divorcio. Ella deberá afrontar las consecuencias de sus decisiones y entender que nunca más estará sola.