Permanecí quieta porque no sabía qué hacer, tenía dos opciones: seguir cómoda a su lado o irme de ahí, pero el hecho de tenerlo tan cerca no me dejaba concentrarme y poco a poco fui quedándome dormida entre sus brazos, recordando lo que alguna vez tuvimos.
Me levanté con el sonido de la alarma del celular, lamentablemente tenía que ir a trabajar y no quería porque seguir descansando en sus brazos era lo que más necesitaba en estos momentos. Rodrigo seguía ahí, a mi lado y su mano estaba apoyada en mi vientre, lo cual al verla me dio muchas ganas de llorar, puse mi mano encima y traté de imaginar lo diferente que era nuestra vida hace unos meses, pero con tan solo pensar que podía darse cuenta, la saqué rápidamente.
Con el movimiento, hice que se levantara, apenas me vio, sonrió. Lo sabía, él también había pasado una noche maravillosa y trató de seguir durmiendo. Iba a dejarlo dormir y pasarle la voz una vez que haya terminado de alistarme, pero las ganas de vomitar se hicieron presentes, tuve que salir corriendo al baño. Por el apuro de llegar al inodoro no logré cerrar la puerta, lo cual permitió que Rodrigo entrara y permaneciera a mi lado, sujetándome el cabello y acariciando mi espalda, mientras yo pasaba por ese incómodo momento.
-¿Estas mejor? – estaba preocupado por eso seguía en el baño, viendo cómo me reponías tras haber vomitado.
-Lo estoy, puedes dejarme sola un momento, necesito asearme.
-¿Crees que haya sido la empanada? Debí suponer que te caería mal, después del estado en el que estabas ayer no debiste comerla – sabía que estaba preocupado, tenía que disimular que lo que me estaba sucediendo era por la comida y no por el embarazo.
-De seguro fue eso, podría haber estado pasada. En la noche sentí algunas molestias, pero estaba muy cansada para levantarme. – necesitaba sacarlo de ahí cuanto antes - ¿Por qué te quedaste? - comencé a buscar mis cosas para bañarme, tenía que alejarlo. Además, no podía llegar tarde a mi trabajo.
-Quería asegurarme que estuvieras bien, la verdad que me asusté mucho verte ayer en ese estado, entraste en pánico, comenzaste a hiperventilarte. Has pasado por momentos muy difíciles, pero nunca te había visto así.
-Las cosas cambian y como te has dado cuenta, ya no soy la misma y tú te encargaste de ello. Creo que es mejor que te vayas, ambos tenemos que ir a trabajar, se me está haciendo tarde y aún no entro a bañarme.
-Si es por cuestión de tiempo no te preocupes – dio un paso al frente y se quitó el polo que llevaba puesto, dándome esa sonrisa que él sabía que era irresistible para mí – podemos bañarnos juntos, como los viejos tiempos o mejor dicho como hace unos meses y ninguno de los dos llegará tarde.
-Y como te dije hace un rato, las cosas cambian y no tengo la costumbre de bañarme con hombres comprometidos, sigo prefiriendo a los solteros.
-Entonces podemos hacerlo, porque no estoy comprometido – se acercó un poco más haciendo que retroceda un paso - sigo estando soltero, aunque mi estado civil en mi documento de identidad es divorciado y sé que el tuyo también.
-Buen intento, tal vez considere tu propuesta en otra oportunidad - así que lo empujé a la salida del baño y antes de cerrar la puerta le pedí que vaya preparando el desayuno mientras me bañaba.
-Hoy no quiero café, creo que por esta vez un jugo está bien – sabía que esto lo iba a alertar.
-¿No quieres café? Y ¿Cómo harás para vivir el resto del día?
-No lo sé, pero trataré de averiguarlo – lo dije cerrando la puerta del baño porque no podía demorarme más.
Lo escuché quejarse, pero continué con mi rutina, tenía que irme a trabajar y no podía llegar tarde. Efectivamente como le había pedido preparó el desayuno, un jugo de naranja y unas tostadas para ambos, las cuales tuvimos que comer rápidamente porque era tarde, en todo ese tiempo que compartimos me la pase rezando a todos los santos para no vomitar nuevamente, no podía darle motivos para que sospeche.
ESTÁS LEYENDO
Mi decisión
RomansaEmma estaba felizmente casada, tenía un buen trabajo, era una mujer con una vida tranquila. Sin embargo, todo cambio cuando su esposo le pidió el divorcio. Ella deberá afrontar las consecuencias de sus decisiones y entender que nunca más estará sola.