Tres días fueron los que me dio Gaby de descanso médico, la fuerte discusión con Rodrigo había provocado que mi presión arterial se elevara, por ello me mandó a casa y así evitaba que volviera a presentarse algún problema con su sobrina.
Al ausentarme tres días del trabajo no me quedaba otra que informar acerca de mi embarazo, a pesar que pedí discreción al personal de Recursos Humanos, me di cuenta que ninguno era reservado. Desde que había llegado a trabajar varios compañeros habían acudido a mi oficina a felicitarme, algunos me llevaban pequeños presentes, muchos de ellos dulces, con la intención de consentirme, era un gesto muy lindo de su parte y agradecía que se hayan tomado el tiempo de ir a verme, muchos de ellos me decían que lo sospechaban porque mi vientre ya estaba abultado.
Me tomó por sorpresa la llamada de Javier, hace semanas que no hablábamos y lo sentí muy ansioso, le quedaba un poco más de un mes para casarse y los nervios estaban a flor de piel. Mi pequeño y gran problema no había permitido apoyarlo como se lo prometí, estaba tan enfocada en lo mío que me había olvidado de la boda.
Con Javier habíamos quedado en vernos después del trabajo, iría a recogerme para reunirnos con Mariana, que nos esperaría en su casa. Felizmente con el conjunto que me había puesto no se notaba mi embarazo. Sin embargo, las cosas nunca pasaban como las planeaba porque no llegó a la hora pactada, me sorprendió 20 minutos antes cuando aún estaba en la oficina.
-Se puedo saber la razón de tu ausencia - habló apenas entró y me asusté, casi boto el vaso que tenía en mis manos.
-¿Ausente? Creo que tú también tienes celular y tienes mi número, no necesariamente debes esperar mi llamada.
-Porque es más interesante cuando tú lo haces – no pude evitar reír con su comentario, me levanté de mi asiento y me dirigí hacia él para abrazarlo, extrañaba mucho a mi amigo; sin embargo, me había olvidado de un pequeñísimo detalle.
-Emma, es mejor que me expliques de una vez lo que está pasando, explícamelo antes que haga suposiciones y termine molestándome contigo – se había alejado un poco, me sostenía de los hombros y sabía que en cualquier momento empezaría a llorar.
-Sé a que te refieres y es verdad, estoy embarazada – lo había dicho y me sentía tan libre - tengo tres meses y sé que no lo puedo ocultar por más tiempo - volvió a abrazarme cuando vio mis lágrimas recorrer mi rostro.
-Creo que te estás olvidando de un detalle importante – lo dijo cuando volvió a tomar distancia para verme el rostro cuando se lo dijera.
-Es de él.
-Creo que esta conversación va a durar más de lo que calculaba, necesito que me cuentes todo, obviamente evita la parte de la concepción - empezó a reír y nos sentamos en el sillón cercano.
-Primero prométeme que no dirás nada, solo a Mariana – me miró extrañado por lo que le estaba pidiendo.
-¿Lo estas ocultando?
-Sí, Rodrigo aún no sabe que será papá, aún no me he decidido – sentí vergüenza al decirlo, pero era la realidad.
-¿No te has decidido? Acaso no piensas decírselo.
-Tengo muchas dudas, cada vez que pienso en hacerlo, pasa algo que evita que se lo diga.
-Emma, sabes que esto no es algo que se lo puedas ocultar por mucho tiempo. Apenas te vi, me di cuenta que algo había cambiado en ti, hay que ser ciego para no darse cuenta que estas diferente.
-No ha sido fácil, estoy pasando por un proceso difícil.
-Me imagino que esto no era lo que querías, pero en cualquier momento se va a enterar y será peor. Además, irá a mi boda.
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Mi decisión
RomanceEmma estaba felizmente casada, tenía un buen trabajo, era una mujer con una vida tranquila. Sin embargo, todo cambio cuando su esposo le pidió el divorcio. Ella deberá afrontar las consecuencias de sus decisiones y entender que nunca más estará sola.