"Estimada Jane Harrison. Hemos analizado su solicitud para la beca y nos complace anunciarle que ha sido aceptada para ser parte de la Universidad de música de Nueva York"
Leí ese papel más de cinco veces mientras lo sostenía en mis manos. Juilliard siempre ha sido el sueño de toda mi vida, pero jamás fue algo que creí conseguir.
Desde que tomé la decisión de publicar en internet la canción que Alex me había hecho cantar en la disquera, un cover de Coldplay, mi vida fue diferente. Al principio recibió algunas vistas, nada fuera de lo común, pero luego los me gustas comenzaron a crecer al igual que mi sueño por la música.
Entonces hoy debía elegir una de las decisiones más difíciles de mi vida. Abandonar todo lo que que había construido en Los Ángeles, alejándome de Patrick, mis padres, mis amigas y Alex para cumplir mi más grande sueño, el cual podría llegar a fracasar, o simplemente elegir otra carrera para mi vida que me aseguraría un buen futuro.
Pero... ¡Dios! ¡Conseguí la beca! La acepte o no, debía festejarlo. Tanto pesimismo y a la vez tanta voluntad... ¡Lo había logrado! Horas y horas matando mis dedos en el piano, frustrándome con las notas de la guitarra y forzando mi voz a seguir practicando mucho más. Todo había valido la pena.
Todo eso fue lo que pensé mientras corría a la casa de Patrick, quien tras golpear desenfrenadamente su puerta principal me abrió algo adormilado.
—¿Por qué tanto alboroto, ojos bonitos? —preguntó con la voz ronca y estirando sus brazos.
—Recibí la beca.
Sus hinchados ojos se abrieron de par en par.
—¿Hablas enserio?
—¡Si! —exclamé.
—¿Y?
En respuesta, sonreí. Patrick lo hizo también y, luego, me abrazó para soltar chillidos a la vez. Parecíamos dos locos.
—¿Eso significa que te vas? —preguntó cuando nos soltamos.
—¿Qué? No, de hecho lo estoy pensando.
—¿Pensar? —preguntó— ¿Qué es lo que tienes que pensar, tonta? ¡Es Juilliard! Creo que desde sala de infantes me estás hablando sobre esa universidad. No todos son admitidos, y tu lo fuiste, Jane.
—Si, pero aquí están mis padres, mi abuelo, Alex, tú...
—Y allí tienes una universidad sensacional, con los mejores profesores y una gran oportunidad —apuntó.
—No lo sé, debo pensarlo.
—Si, hazlo —respondió, desordenando mi cabello con su mano—. Luego me dices, ¿si?
—De acuerdo.
—Y... enserio creo que es una gran oportunidad, tu la mereces. Tan solo son unos años, te gradúas y ya. Solo... piénsalo.
Asentí con la cabeza.
—Gracias, Pat —sonreí.
—Aquí estoy para servirte, ojos bonitos.
Luego de pasar el rato con Pat, regresé de vuelta a casa. Debía decírselo a Alex, pero no podía... no sabía cómo.
Hemos pasado unos cinco meses geniales. El ha estado actuando como la persona más maravillosa conmigo y no quiero dejarlo aquí, en Los Ángeles, luego de todo lo que pasamos. ¿Qué tal si yo me voy a Nueva York y él conoce a otra mujer, mucho mas esbelta y linda que yo? ¿Si se enoja por la decisión que tome? ¿O si la distancia no funciona para nosotros? Eran miles de preguntas que temía por conocer la respuesta.
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La melodía perfecta
RomanceFamilia, amor, música, helado. Esas son las cuatro palabras que encajarían a la perfección con la vida de Jane Harrison. Ama tocar todo tipo de instrumento y cantar, ama el amor, la familia y el helado de chocolate. Odia las peleas, los problemas fa...