Epílogo

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—¿Esa que suena en la radio eres tú? —preguntó Clara, mi compañera en la escuela de arte. La había conocido el primer año.

Estábamos en el comedor de la universidad, donde los parlantes reproducían música por lo bajo.

—Así es —respondí con el mismo asombro que ella—. Cielos... nunca había oído mi canción en la radio.

—¡De seguro te está escuchando Rihanna! —exclamó y reí.

—Gracias a Dios que imaginar es gratis —le respondí divertida— ¿Qué hora es?

Clara observó en el reloj de su muñeca.

—Las tres de la tarde.

—¡Ay, no! Debo irme, no llegaré a mi reunión con la disquera.

—¡Suerte! —exclamó, alzando ambos dedos pulgares. Le sonreí antes de irme.

Abrí la transparente puerta de salida y me detuve al ver apoyado sobre su motocicleta y sosteniendo un bonito ramo de peonías a Alex. Sonreí antes de correr a abrazarlo.

—¿Qué haces aquí? —pregunté al separarnos.

—¿No vas a besar a tu novio?

—Si me dices qué haces aquí —manifesté. Este rodeó sus ojos con diversión.

—Bueno... trabajaba en un libro infantil y debía llevarlo a la editorial —explicó—. Había una sucursal en Los Ángeles, otra en Londres y  otra en... sorpresa, Nueva York.

—¿Viniste hasta aquí solo para entregar un libro?

—¿No te había dicho alguna vez que odio las relaciones a distancia?

—¿Qué...?

—Todo lo que quiero está aquí, Harrison. Puedo trabajar aquí, no me interesa lo que tenga que dejar mientras pueda estar a tu lado.

—¿Hablas enserio?

—Totalmente.

Lo observé.

—¡Eres genial! —chillé— ¡Eres genial y te amo!

—Yo a ti, parlanchina.

Volví a sonreír golpeando su brazo con mi mano. Habían pasado dos meses desde que no lo veía, cuando me visitó por mi cumpleaños, y realmente echaba de menos golpearlo por sus comentarios estúpidos.

—¿Y de qué trata tu nueva novela?

—Es un cuento infantil —corrigió—. Se llama La princesa que quiso cantar.

—¡Que bonito!

—Lo es, pero mucho más bonita es la princesa —canturreó y alcé una ceja.

—Por favor, dime que sigues siendo un inexpresivo y no has sido tan cursi de nombrar Jane a la princesa —rogué.

—Ahh... ¿no? —mintió.

Reí.

—Fingiré que te creo.

—Y yo cambiaré el nombre luego.

—¿Qué? ¡No! —exclamé— ¿Estás diciendo que no soy lo suficientemente bonita para ser la princesa del cuento?

—¡Yo no dije eso, loca! —se apresuró a decir—. Tu eres a la que le pareció cursi.

—¡Claro que no! Adoro que seas cursi.

—Pero hace un rato... —Alex dejó la frase en el aire al negar con la cabeza— Olvídalo, eres demasiado bipolar.

—¡Yo no soy una bipolar, idiota!

—Claro que si.

—Claro que no.

—Claro que si.

—Claro que... Dios, te extrañé, idiota —cambié el tema, abrazándolo mientras mis ojos se aguaban.

—Eres una bipolar —acusó— ¿No estarás embarazada ni nada por el estilo, verdad?

—¡Ay, claro que no! —negué—. Tu tranquilo, no planeo embarazarme hasta al menos cumplir treinta.

Spoiler: no lo estaba, hasta unos meses después. Pero no fue nada malo, de hecho, fue allí donde una nueva aventura para nosotros comenzó.

 Pero no fue nada malo, de hecho, fue allí donde una nueva aventura para nosotros comenzó

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F I N

Muchas gracias a todxs por leer y darle una oportunidad a mi novela <3

La verdad es que muchas veces quise abandonarla porque odiaba escribir sobre un personaje serio e inexpresivo, pero habían algunas personitas que estuvieron siempre para comentar y votar y me motivaron mucho, gracias ❤️

Y también muchas gracias por los 1K de vistas!!! No lo puedo creer 🥲❤️

La melodía perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora