5. El Lugar Seguro.

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Una vez que regrese a mi asiento, el señor Laing me pidió que ambos comieramos y después seguiríamos conversando sobre el tema. Mientras, él me contaba sobre la película que están filmando y el papel que se le otorgó.

No me aburría platicar con él, es como si el tiempo no existiera, si no hubiera límites, y no tm daba cuenta hasta que el "clic" de mi cabeza desviaba la atención que tenía, haciéndome volver a mi realidad.

Recogí los platos y llamé al servicio a cuarto para que se llevarán el carrito.

Regresé a la sala de televisión y él estaba esperándome ahí, mirando algo en su movíl.

-Si ya terminamos de hablar, podría seguir realizando mi trabajo señor Laing.

-Sarah, nuestra conversación ni si quiera estaba a la mitad. Si no te sientes incomoda me gustaría seguir con ella, prometo ayudarte a limpiar después. Es temprano todavía- dijo mirando el reloj que marcaban pasadas las diez.

Asentí con mi cabeza y tomé asiento nuevamente. Mirándolo.

-Sarah- dijo acercándose un poco a mi, quizá nuestra distancia era de menos de treinta centímetros- No puedo explicarte lo que siento, pero puedo mostrarte como late mi corazón cuando estoy contigo- dijo tomando mi mano y colocándola del lado izquierdo de su pecho. Sentía el latir, el ritmo de este y el calor de su mano sobre la mía. Me hubiera bastado con dejarme sentir el pulso desde su muñeca y ver lo azul de sus venas.-Creo que necesito decirte esto- dijo suspirando, baje mi mano suavemente y la deje sobre mi pierna. Su mano, seguía sobre la mía- Cuando te vi por primera vez, sentí que eras muy joven para estar aquí, y me desmotraste en seguida que tu edad no era importante base a tus conocimientos. Sabias hacer tu trabajo y aunque yo me comporte de forma, grosera contigo, tú fuiste muy amable. Después, cuando vi como hacías tu trabajo en el armario, y te asusté- me hizo soltar una risa corta recordando el momento- Supe que eras diferente, aun no sabia que es, pero quisiera hablar contigo todo el día, verte trabajar todo el día y no me aburriría. Incluso te escribo notas, que no acostumbro a hacer. Sarah, quisiera tomarte de la mano, pero no se como lo tomes, quisiera abrazarte, pero no se como lo tomarías, incluso mi cabeza juega conmigo y te he imagino sonriendo conmigo.

-Señor Laing- pause- Ya ni siquiera sé si debería seguir manteniendo mi formalidad al hablarle de usted, por su apellido. Creo que después de todas las reglas que he roto, llamarle por su nombre sería la menos grave de todas- sonreí.

-Lo mejor sería que me llamarás Robert- dijo él con una sonrisa.

-Suongo que sí- me reí.

-Estoy un poco confundida con lo que me dice, es que, somos de mundos tan diferentes que lo que menos podría imaginar es que- me interrumpió.

-¿Que sienta algo por ti?- respondió.

-Si- solté en un suspiro.

-Pero no somos de mundos diferentes Sarah, ambos somos humanos, ambos estamos en la tierra, ambos estamos en la misma dimensión. Aunque quizá si fuera otra, me alegra haberte encontrado. En esta.

-¿Como es que en un par de días paso esto?- dije tapando mi cara con mis manos.

-Así es el amor Sarah, llega cuando menos te lo imaginas, y con la persona que menos te lo imaginas, sólo lo sientes cuando ya esta ahí.- me decía mientras sus ojos miraban los míos.

-Dios mío- dije cerrando mis ojos y negando con mi cabeza.- Si esto es una mala broma o un sueño, necesito que termine ya- dije en la misma posición.

-Yo también pensé que era un sueño, porque te pensaba despierto, te pensaba en el trabajo, y te pensaba en mis sueños. Pero no lo es. Es real.

-Pero esto no puede estar pasando, ¡me pueden correr de mi trabajo!- grite un poco.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora