7. Viejo Amor.

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-Sarah- me llamaba por cuarta vez Trina.

Estaba muy nerviosa, estaba en la tierra, solo en cuerpo, porque mi alma y mi espíritu se quedó en la habitación de Robert cuando habló sobre tener una cita. Sería lo más cuidadosa y discreta posible, aún no tengo idea de donde será, pero sucederá.

Estábamos en los casilleros, debía llevarme el libro hoy, ya tenía más de cuatro notas en ese libro, y sería muy peligroso dejarlo ahí por más tiempo. Pero me encontraba ida, pensando en como será tener una cita con el hombre tan formal que me lo pidió. Y citó: "Soy un hombre chapado a la antigua, me gusta tener citas antes de que pase otra situación, sólo si tu estas de acuerdo, aunque probablemente prefieras menos formalidad y que simplemente te invite a salir"

Y en realidad no se equivocaba, me gusta su formalidad, aunque muy dentro de mi algo me diga que no estoy haciendo lo correcto y que lo que esta pasando entre nosotros no esta nada bien. Pero acepté.

Mañana es mi día de descanso, y Robert pidió también el día de las grabaciones para poder tener esta "cita" de forma más tranquila posible. Sólo el y yo.

Me sentía nerviosa, el estómago me daba vueltas al igual que la cabeza. No sabía que ponerme, o si llevar zapatillas o tenis. Por más que intenté persuadirlo, no hubo respuesta. "No Sarah, tengo que hacer un par de llamadas para arreglar todo, pero, que sea sorpresa". Y entonces, salió la gran incertidumbre de donde nos veríamos, y simplemente respondió "Te veo en el parque que está a dos cuadras de aquí, le pediré a Richard que me preste su auto". Y se dio por finalizada la conversación.

Salí antes de su habitación y ahora estaba aquí, seis y treinta a nada de irme a casa.

-Sarah- levantó un poco más su voz. Voltee mi cabeza hacia ella y la mire tratando de comprender que necesitaba decirme.

-Lo siento, estoy muy cansada y no estoy muy concentrada- dije metiendo el libro en mi bolso, siendo muy cuidadosa, extrema cuidadosa para evitar que algo cayera de él.

-Mañana es tu día de descanso, entonces te favorecerá mucho descansar- dijo mientras cerraba su casillero.

-Si, tengo que ir a hacer compras y mandar correo a mamá, pero procuraré hacerlo lo mejor que pueda- sonreí.- ¿Nos vamos?- pregunté cerrando mi casillero.

-¿Porque saliste temprano hoy?- preguntó intrigada. Si bien mi horario es de 8 de la mañana a 8 de la noche, hoy Robert llamo a Cloe dándole la orden de darme salida de turno dos horas antes, esperando que no se le negara, justificando que tendría un par de visitas y querría estar solo.

-El señor Laing tendrá visitas, Cloe me dijo que es una visita confidencial en todo su explendor, así que me pidió me retirará antes.

-Quizá vaya alguna conquista, ya sabes, como los huéspedes a los cuales hemos servido, que tienen a sus "visitas"-marcando con sus dedos la palabra- y después llega la esposa. Hemos visto tantas cosas en este hotel.

-Si- respondí seria- Vaya que sí.

Caminamos en silencio hasta la parada del bus, Trina cruzo la calle y nos despedimos con las manos para esperar mi autobús que pasaría en cinco minutos. Me senté en la banquita a esperar hasta que llegara, mirando mi móvil mientras actualizaba la pantalla de correos esperando ver alguno nuevo. Uno que ansiaba. Pero no había nada, así que simplemente salí de la bandeja y bloquee mi móvil. Recargue mi cabeza esperando mi autobús.

Al llegar a mi destino baje del autobús, y entre al supermercado. Si, lo que tenía planeado hacer mañana lo haría el día de hoy. Las compras, llamar a mamá y vaciar el libro.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora