29. Lo Siento Tanto.

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Trina me ofreció calentar nuevamente el té que me había servido, bebiendolo más tranquila y calmada. El hablar con ella me había hecho de mucha ayuda, porque sabía que ella no me diría que hacer, sólo me escucharía y me daría su punto de vista sin querer siquiera persuadirme.

-¿Quieres galletas?- pregunto- También tengo panque de frutilla.

-Panque está bien Tri- dije acercando la taza a mis labios.

-¿Ya le has dicho a tu madre?- dijo colocando las rebanadas frente a mi.

-No, me enteré ayer, la única que sabe es Kim, una compañera de trabajo, con ella realizó los monitoreos, los procedimientos, literalmente estamos casi todo el tiempo juntas.

-¿Es de tu edad?.

-Casi, tiene veintiocho- dije bebiendo un poco. 

-Vaya, entonces somos las únicas que sabemos. Gracias Sarah- dijo mirándome con ternura. 

-¿Porque Tri?

-Porque me tienes confianza. Si no me la tuvieras, tengo por seguro que no hubieras venido aquí, a contarme algo tan personal. Desde antes, no sólo ahora. 

-Me dijiste que me querías como una hija, ¿no?.

-Así es.

-Entonces eres como mi mamá Tri, por eso me tienes aquí contandote todo, por eso quiero tanto a Isa y a Richie. Desde el día uno estuviste al pendiente de mi, cuidandome,  aconsejandome, es lo menos que te mereces. 

Se acerco a mi y abrazó mi cuerpo de manera firme, fuerte y segura, haciéndome sentir por ese abrazo todo lo que no podía llegar a expresarme en palabras.

Seguimos conversando mientras seguíamos tomando el té por unos minutos, quizá una hora más los pequeños Isa y Richie habían llegado y me habían visto, presumiendome la cantidad tan grande de golosinas que se habían comprado con las 20 libras que le había dado a Diana. 

Trina no dejaba de verme de forma reprochable por lo que acaba de pasar, haciéndome sentir un poco culpable. Ya les había sentenciado que no les compraría ni una sola golosina en el cine más tarde. 

Me levanté de la cocina y fuimos en dirección al sofá, para estar más cómodos. Los pequeños me pidieron que les prendiera el televisor y colocará una película nueva de caricatura que habían visto ya, una infinidad de veces, se sentaron a mi lado y comenzamos a ver la película mientras transcurría el tiempo,  ambos pequeños se quedaron dormidos en el sofá, moviéndome ligeramente para ponerme de pie y no molestarlos y que pudieran seguir durmiendo.

-¿Que tal te va en el hotel?- me acerqué a Tri quien estaba haciendo la comida.

-Tranquilo Sari, atiendo algunas deluxe, Cloe te extraña mucho, dice que se siente solitario estar en una habitación y no verte reclamando por el unirme azul, amarillo o el gris. Nos acostumbramos a tu presencia, ahora me toca desayunar, almorzar y comer con Julissa, después de que te fuiste, no necesariamente le dieron tu puesto, es más como que necesitaban llenar el lugar.

-Oye, ella sabe hacer bien su trabajo- dije riendo- Aunque ella me suplía, tenía sus propias golden, sus huéspedes frecuentes la pedían siempre que se hospedaba nuevamente.

-Si, pero tu lo has dicho, es buena en golden, y tú y yo sabemos mejor que nadie que una golden no se compara en absolutamente nada a una deluxe, comenzando por la carga de trabajo que se nos da y las dimensiones que deben de estar impecables, además del grado de huéspedes que atendemos. Bueno, aunque las dos sabemos que el dinero no define la educación de cada uno, terminan siendo un montón de tontos, déspotas, arrogantes y- la interrumpí.

Fuiste un Error   |Tom Hiddleston| [EN EDICIÓN] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora